El será el año entrante, pero desde ahora han comenzado las patadas, los autogoles y las fintas, por lo menos en el . En Cultura el marcador va en contra: una disminución de 13%, es decir, casi dos mil millones de pesos menos a pesar de que en la cancha nacional la vida está cada vez más cara y hay más jugadores que alimentar: la nueva sede de la Cineteca y el adoptado Parque Bicentenario, por mencionar sólo algunos. De ser aprobado el presupuesto como se plantea, la situación para 2026 no pinta nada bien para el sector Cultura porque padecerá de más carencias que hoy de por sí ya lo agobian. En medio del desastre del proyecto de presupuesto, llama la atención, por ejemplo, que la Cineteca Nacional vaya a recibir casi 3 millones de pesos menos si se considera que tendrá que enfrentar las nuevas necesidades de su multi inaugurada sede en Chapultepec. Un autogol limpio. Las patadas del gobierno federal contra los contribuyentes ya causaron sonoras rechiflas en las gradas por algunas propuestas incluidas en otras secciones del Paquete Económico 2026. Por ejemplo, el plan para implementar un abusivo aumento de precios a las entradas de museos, sitios y zonas arqueológicas para visitantes nacionales y extranjeros ha sido particularmente mal recibido entre el público, por eso hace unos días la Secretaría de Cultura tuvo que salir a rectificar la jugada: la “actualización de cuotas” sólo será en perjuicio de los visitantes extranjeros que, por cierto, se esperan por millones para el año mundialista, así que habrá jugosas ganancias en los recursos económicos autogenerados por los museos del INAH gracias a quienes, además de acudir a los estadios, estén listos para visitar la infraestructura cultural del país. ¿Pero la infraestructura cultural del país estará lista para recibirlos…? Esperemos que con lo que tendrán que pagar por sus boletos los visitantes extranjeros por lo menos dispongan de agua y jabón en los baños de la infraestructura cultural del bienestar que alberga la grandeza y riqueza cultural de México… Aún falta tiempo antes de que termine este partido de estiras y aflojas y se dé por aprobado el presupuesto de 2026, vermos si se consuma la goliza contra el sector Cultura. ¿O acaso el gobierno de la presidenta Sheinbaum rectificará en algún momento y al menos dejará el presupuesto empatado con el de 2025? ¿O perderá por autogol, definitivamente, el beneficio de la duda de quienes esperaban un gobierno progresista genuinamente interesado en el apoyo a la educación, la cultura y la ciencia? Y a propósito de ciencia, con un aumento nominal de 6.1 por ciento que quedará en 0.3% en términos reales, la novísima Secretaría de Ciencia, aparentemente una de las grandes apuestas de la presidenta Sheinbaum, va camino a la intrascendencia a pesar del compromiso de su administración por convertir a México en “potencia científica e innovadora”. Pues con ese presupuesto ni siquiera aspira a cruzazulearla: de plano se quedará en la banca. Atentos a las jugadas en este presupuesto de la patada.

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