Haciendo gran honor a su nombre, el Órgano Interno de Control del CIDE, emitió un oficio hace unos días en el que ordena a todos los servidores públicos del centro, que deberán “abstenerse de difundir mensajes y/o expresiones a través de medios de comunicación digitales como redes sociales, correo electrónico o aplicaciones de mensajería móvil, que puedan causar daño a la dignidad y la integridad de alguna persona servidora pública de este Centro de Investigación”. Traducción: queda estrictamente prohibido hablar mal y burlarse del director. Como en esta sección, aunque tenemos fama de malditos, en realidad siempre somos muy empáticos con las causas perdidas, nos solidarizamos con el doctor José Antonio Romero Tellaeche, director del CIDE, y desde aquí le pedimos a todos: por favor, ni un meme más ni un chiste más contra este hombre que ya tiene suficiente con ser un funcionario que no goza del respeto ni de los alumnos de primer ingreso ni de sus pares, que carga con la vergüenza académica de haber plagiado y que todos los días se levanta de su cama para ir hasta Santa Fe a hacer el oso como un director impuesto y sin autoridad ética y moral. ¿Les parece poco? Hasta aquí, nuestro momento humano y cálido con el profe José Antonio. Lo que no nos gustó nada es que la maestra Julieta Proa Santoyo, titular del Órgano Interno de Control (OIC) y quien firma el oficio, amenace con responsabilidades administrativas a la comunidad del CIDE por criticar públicamente a su director. Ellos están en todo su derecho, faltaba más. Para sustentar su advertencia, les cita el Código de Ética de la Administración Pública, en donde dice que debe evitarse la mala conducta para “preservar la imagen institucional, conscientes del alto honor y confianza que la sociedad les ha conferido para desempeñar un empleo, cargo o comisión públicos; por lo que estando incluso fuera del horario y espacio laboral, deberán actuar con integridad”. Uy, estimada maestra Proa Santoyo, creo que usted llega tarde y no controló a su direc quien, como dijimos antes, anda arrastrando la penosísima fama nacional de plagiador académico, con lo cual tiró la imagen institucional del CIDE, violó la confianza de la sociedad que financió su educación y le paga el sueldo como servidor público, y no demostró mucha integridad con sus trampas. Por lo visto, además del direc hay otros que también hacen el oso chambeando en el CIDE. (Escríbanos a columnacrimenycastigo@gmail.com)

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