Una modalidad muy exitosa del mercado inmobiliario son los conjuntos cerrados de viviendas y los edificios de departamentos con controles de acceso. Por todas las ciudades se extiende este modelo urbanístico, que si bien no es nada reciente (ya tiene más de 2 décadas de fuerte presencia en este país), sigue siendo uno de los tipos de vivienda más demandados en el mercado. Los motivos de esta gran demanda son, por supuesto, muy variados. Pero uno central es la delincuencia. En donde la promesa inequívoca de todo desarrollador y vendedor, de que en este tipo de viviendas uno vivirá más seguro, es parte fundamental del trato realizado. Esa promesa de “vivir” más seguro, es lo que en buena medida ha propulsado este tipo de desarrollos. Y el caso es que esto lleva a mucha gente a tomar decisiones importantes de inversión, mudanzas, cambios de escuelas, rutinas, y cambios de colonia, municipio, o hasta de ciudad. Son decisiones importantes que se hacen, en buena medida, sobre la promesa de una mayor seguridad.

Hace unos días presenté en el Congreso Internacional de Prevención Social de la

Violencia y la Delincuencia (Toluca, Edomex), los resultados preliminares de mi estudio sobre la relación entre el tipo de vivienda y la sensación de inseguridad en la colonia. Este es un estudio que realizo desde hace muchos años, pero que no había tenido ocasión de replicarlo últimamente y menos con los datos más recientes. Es así que con base en los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) de 2019, hice un análisis de la relación entre el tipo de vivienda y la inseguridad en la colonia. Comparé los niveles de sensación de inseguridad entre los residentes en “casas independientes” frente a los residentes en “departamentos”, y entre los residentes de cualquiera de los anteriores que poseen “barreras a la entrada” (ej. caseta de vigilancia, porteros, enrejados, puertas con/sin intercomunicación etc.) de su vivienda y los que no poseen tales barreras. En síntesis, comparé a los que viven en casas vs. departamentos, y aquellos que poseen algún tipo de barrera física a la entrada de su vivienda vs. los que no poseen nada entre la calle y la puerta a su vivienda.

Los resultados no me sorprendieron, porque ya conozco el tema. Éstos se pueden ver aquí: http://www.geocrimen.com/vivienda-inseguridad/. Pero sí sorprendieron a la audiencia. Para hacer la historia corta, el resultado principal es que el tipo de vivienda, sea casa independiente o departamento, no tiene relación con que si uno se siente seguro o inseguro en su colonia. El tipo de vivienda es irrelevante. Igualmente, poseer alguna barrera física entre la calle y la entrada a la vivienda, también es irrelevante. Ni aumenta ni disminuye la sensación de inseguridad en la colonia. Más aún: la combinación entre tipo de vivienda y barrera física, tampoco hace una diferencia estadística. Es decir, que vivir en un edificio de departamentos con alguna barrera física (ej. vigilancia) o vivir en una casa sola con la entrada de la casa a pie de calle tiene el mismo efecto en la sensación de inseguridad en la colonia: nada. Cero. El tipo de vivienda y lo que uno ponga enmedio entre la calle y la puerta es inconsecuente para efectos de la sensación de inseguridad en la colonia. Al menos como tendencia general. Y aquí no sobra decir que según los resultados de la ENVIPE 2019, alrededor del 51% de la población adulta de este país se siente insegura en su colonia. Cifra nada pequeña.

Claro está que de puertas hacia adentro, tal vez sí tenga algún efecto el tipo de vivienda. A lo mejor la gente que vive en edificios de departamentos con acceso controlado se sientan más seguras al interior de su vivienda que la gente que vive en el escenario contrario. Pero los resultados de un estudio que hice al respecto en 2011 nos muestran que esto no sucede así: la sensación de inseguridad al interior de la vivienda tampoco guarda relación con el tipo de vivienda, sea un departamento o una casa sola. Lamentablemente no podemos realizar estas pruebas con la ENVIPE. Esta fuente de información mide la sensación de inseguridad en la colonia, el municipio y el estado de residencia. Pero no al interior de las viviendas o en el transporte público, por ejemplo.

Entonces, la moraleja de la historia es esta: tome conciencia de que si usted está pensando que al cambiar de tipo de vivienda y de colonia (por este cambio doble) llegará a gozar de una mejor calidad de vivienda por la vía de “sentirse más seguro” en esa colonia, recuerde que esto no será necesariamente así. Tal vez uno sea diferente a las tendencias generales. Pero la tendencia general nos dice que las cosas no son lo que parecen. Al menos en este caso. Y que algunas promesas del mercado inmobiliario, no siempre se cumplen. Pero hay otras que sí se cumplen. De eso hablaremos en siguientes notas.

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-3). Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo).

Google News

TEMAS RELACIONADOS