Un indicador clave acerca de la violencia criminal en nuestro país se refleja transparentemente en la cifra de homicidios dolosos que acontecen todos los días. Las autoridades pasadas y presentes podrán decir misa acerca de las cifras y porcentajes, pero los números son fríos y basta con ordenarlos de forma correcta para vislumbrar, de alguna forma, de dónde venimos y hacia a dónde vamos.

Ténganme un poco de paciencia, ya que ahora voy a plasmar una serie de números para poder darle forma al quid de esta columna.

Acorde a la consultoría TResearch, en el sexenio de Vicente Fox se acumularon 60,280 homicidios dolosos, con Felipe Calderón 120,463, con Peña Nieto 156,066 y con López Obrador 158,098 (hasta el viernes pasado).

Ahora, dividamos el presente sexenio por años. En 2019 se aglomeraron 36,661 asesinatos, en 2020 fueron 36,773, en 2021 fueron 35,700 (una reducción del 3%), en 2022 fueron 30,971 (una reducción del 13%) y la proyección para el presente año, con base en los datos disponibles del primer semestre, rondará los 28,000 (una reducción del 10%). Siendo optimista, si la tendencia se mantuviese (lo cual será improbable por el período electoral que se avecina), el 2024 cerraría con 25,200 homicidios.

Si hacemos la suma de estos seis años con estos números, los homicidios dolosos rondarán un total de 193,305, y esto sin contar a una sola de las 42,554 personas desaparecidas y no localizadas del 1 de diciembre del 2018 al viernes pasado.

Amable lector, se preguntará ¿a dónde quiero llegar con esta danza de números? Vamos por partes.

El primer punto es que este sexenio quedará marcado como el más violento de la historia contemporánea, ni más ni menos. De hecho, TResearch proyecta un cierre sexenal por arriba de los 210 mil asesinatos.

El segundo punto es que la siguiente administración tendría que mantener una tendencia continua e ininterrumpida de reducción anual del 10% (como mínimo) del 2024 al 2030 para así lograr cerrar el próximo sexenio con una cifra que ronde los 106,000 homicidios dolosos. Lo que significa que nos tomaría todavía 7.5 años más (a partir de ahora) para regresar a niveles de violencia similares a los que padecimos en la administración de Felipe Calderón.

Tercer punto, todo apunta a que necesitaremos que la administración 2030 - 2036 haga su trabajo correctamente para, finalmente, llegar a las cifras que Vicente Fox dejó al término de su sexenio. Cifras no precisamente halagadoras, pero infinitamente mejores que las actuales.

Cuarto y último punto, López Obrador ha dicho una y otra vez que durante su presidencia no han “nacido” nuevos cárteles (un tema muy debatible) a diferencia de lo acontecido con sus antecesores. Pero de lo que no hay duda, es que en el presente sexenio las grandes organizaciones criminales se han fortalecido y expandido y no se ha desmantelado a una sola de estas, como sí ocurrió con Calderón y Peña Nieto en el caso de los Zetas, la Familia Michoacana y los Caballeros Templarios.

Y por supuesto que me puedo equivocar en mi ejercicio de prospectiva (ojalá y así sea sea), pero tristemente veo a toda la clase política por los próximo 16 meses con la mira en las elecciones, dejando de lado la inseguridad que padecemos. Veo al crimen organizado empoderado, hambriento y ansioso de intervenir en los próximos comicios electorales como ya lo han hecho recientemente, y por último, me aterra que la oferta de la oposición para 2024 sea desmantelar a la Guardia Nacional para crear (oootra vez) a una nueva agrupación de policía mientras que las Fuerzas Armadas siguen rigiendo el trabajo de seguridad pública que, en primer lugar, no deberían estar haciendo.

Al tiempo…

POSTDATA I – Actualmente tengo 55 años, no me resigo a pensar que tendré que esperar a cumplir casi 70 años para decir que ya vivimos en la tan ansiada paz perdida desde 2006-2007. Y eso, si se hacen bien las cosas.

POSTDATA II – Llama poderosamente la atención el video de la detención en CDMX de la jueza de Veracruz, Angélica Sánchez Hernández. Los agentes vestidos de civil (¿miembros de la Guardia Nacional?) no se identificaron, no mostraron una orden de aprehensión y la jueza contaba con un amparo para evitar su detención… lejos, muy lejos del debido proceso.

Consultor en seguridad y manejo de crisis

@CarlosSeoaneN

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