“A toda acción corresponde una reacción de la misma magnitud, pero en dirección contraria”. Esta es una forma muy amable para explicar la 3ª ley de Newton (principio de acción y reacción), la cual en nuestra cotidiana forma de vida se podría interpretar a través de un par de sencillos ejemplos: si tú me saludas yo correspondo, y si me ignoras haré lo mismo o si tú no te metes conmigo, yo no me meto contigo, pero por otro lado… si me agredes, responderé de la misma forma.

El gobierno federal ha apostado gran parte de su estrategia en seguridad a lograr un arreglo no escrito con el mundo criminal conocido como “Pax Narca”, esto es, dejar operar a la delincuencia a cambio de paz en las calles. La premisa es sencilla, las fuerzas del orden no te perseguirán implacablemente mientras la población no sea agredida y los niveles de violencia sean prácticamente imperceptibles.

El Presidente dijo en una de sus conferencias en enero del año pasado "No hay protección y no hay acuerdo con las organizaciones criminales. Nosotros no establecemos relaciones de complicidad con nadie. No hay pacto”. También dijo posteriormente “No descarto la posibilidad de llegar a un acuerdo de paz", y a pregunta expresa de algún reportero: “¿Con el narco?”, él respondió "Con todos, todos a portarnos bien".

López Obrador propuso en sus días de campaña una ley de amnistía para narcotraficantes que no solo pretendería abarcar a los campesinos coaccionados para sembrar droga en contra de su voluntad, sino también extender el beneficio a los capos e inclusive, a las esferas políticas de alto nivel involucradas en ese oscuro mundo.

Este “pacto de paz” lo vivimos aquellos que crecimos en el último tercio del siglo pasado. Las calles sí eran seguras en prácticamente todo el país hasta que dejaron de serlo a mediados de la primera década del presente siglo. De hecho, una de las principales razones de restaurar al PRI vía Peña Nieto, fue que ellos “sí sabían” cómo mantener a raya y/o negociar con los malos.

Ahora, aunque el narco ha estado presente desde hace más de cinco décadas, por muchos años operaron con un perfil bajo y de absoluta discreción. Llamar la atención y destacar socialmente no era algo que conviniera a sus intereses comerciales, ni tampoco era algo permitido por sus socios en las altas esferas gubernamentales, pero algo pasó y al monstruo dejó de importarle la discreción y enloqueció con los reflectores.

Hablar de cómo se perdió el control para llegar a vivir la barbarie que azota múltiples regiones de nuestro país es tema digno para un artículo entero, pero sí diré que esta pesadilla se alimenta mayormente de la corrupción vigente en los distintos órdenes de gobierno sin importar los colores del partido, ya sea en el poder municipal, estatal y/o federal. Y no olvidemos las empresas constituidas legalmente que actúan para lavar dinero y/o ofrecer canales de apoyo logístico para almacenar, distribuir y comercializar cualquier tipo de bien ilegal o mal habido.

El monstruo sigue suelto y está hambriento, acorde a cifras oficiales, en el período comprendido desde diciembre de 2018 a marzo de 2021 han sido asesinadas 80,534 personas. En el sexenio de Calderón se registraron casi 122 mil asesinatos y en el de Peña Nieto poco menos de 156 mil. De mantenerse este ritmo, se rebasarán los 200,000 mil homicidios dolosos durante el mandato de López Obrador. No es cuestión de fobias hacia su estrategia, los números son muy fríos, lo que está haciendo en materia de seguridad simplemente no está funcionando.

La premisa de pax narca no da para más, hablar de abrazos y no balazos, decir que los peores criminales también deben gozar de derechos humanos o que ya no hay masacres en el país resultan palabras vacías que se lleva el viento. Ya pasó más de un tercio del sexenio y es obvio que el mundo criminal reprobó su clase de física o simplemente les importa un comino la reciprocidad obligada en la 3ª ley de Newton.

POSTDATA

Mañana se cumplen dos semanas de la tragedia de la línea 12 del metro y hasta donde he leído no ha habido un solo despido ni una sola renuncia. Morena evita que Florencia Serranía comparezca ante el congreso de la CDMX mientras que dirige sus baterías en contra de Miguel Ángel Mancera. Todo apunta a que no habrá la rendición de cuentas tan necesaria y ansiada en nuestro México.

Consultor en seguridad y manejo de crisis.
@CarlosSeoaneN 

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