En los últimos meses se ha retomado la discusión sobre una posible reforma al Sistema de Seguridad Social y de Pensiones. Tanto líderes de opinión, como académicos y directivos de distintas organizaciones participantes en los Sistemas de Ahorro para el Retiro han recordado una vez más el diagnóstico del sistema actual y compartido lo que a su juicio deberían de ser sus principales modificaciones.

El diagnóstico mayoritariamente compartido es que existe gran inequidad entre los distintos esquemas pensionarios: públicos vs. privados, no contributivos vs. contribución definida, la generación de beneficio definido vs. la generación post-reforma de 1997 de contribución definida, etc. Esta inequidad no sólo es entre contemporáneos (personas que recibirán distinta pensión dependiendo si hoy trabajan para el Gobierno o para el Sector Privado) también es entre generaciones (los jóvenes de la generación post-reforma recibirán una pensión tres veces menor a la de los demás). De esta forma, dependiendo de en qué esquema esté un trabajador, sus ingresos por pensión serán de mayor o menor proporción a los ingresos de su último salario devengado (esta proporción es conocida como la tasa de reemplazo).

Se estima que la tasa de reemplazo para los trabajadores del sector privado, sin tomar en cuenta la Subcuenta de Vivienda administrada por el Infonavit, es de entre 65% y 75% para la generación de transición, y de entre 25% y 30% para la generación del sistema de contribución definida. Estas cifras estimadas sugieren que la generación post-reforma presenta una tasa de reemplazo significativamente inferior a la generación de transición y a lo recomendado por la OCDE (entre 50% y 70%).

Ante un desafío de esta magnitud, que como es bien sabido afectará las finanzas públicas nacionales en las próximas décadas, no se pueden tomar soluciones “fáciles” que afecten notablemente la composición de los ahorros del sistema de retiro, y potencialmente afecten a los más de 64 millones de trabajadores que cotizan al sector privado, particularmente al Infonavit. La valoración de propuestas recurrentes como el traspaso de los recursos que administra el Infonavit, que ascienden a 1 billón mil 219 millones de pesos, a las administradoras de fondos de ahorro para el retiro sería una solución insuficiente y con implicaciones patrimoniales aún no evaluadas por las distintas propuestas que sólo repercutirían marginalmente para aumentar la tasa de reemplazo. La propuesta más simple se resume en transferir las aportaciones patronales que recibe el Instituto, equivalentes al 5% del salario de los trabajadores, para adicionar el 6.5% de contribuciones obligatorias al Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR); esto genera que el ahorro forzado administrado por las Afore, se incremente a 11.5% del salario, lo cual da como resultado aparente el acceso a una pensión cercana al 45% del último salario de un trabajador. Sin embargo, esta premisa es errónea y omite tomar en consideración que, bajo la Ley actual de los Sistemas de Ahorro para el retiro, el ahorro acumulado en el Infonavit por los trabajadores ya se utiliza para complementar la pensión. Esto es, un trabajador de la generación post-reforma que no utiliza un crédito hipotecario está ya ahorrando efectivamente 11.5% de su sueldo (6.5 en una Afore y 5 en el Infonavit, que paga una tasa de rendimiento por este ahorro.)

Más aún, la propuesta más simple de transferir recursos, omite evaluar el impacto completo de las transferencias, que se resume en la posibilidad de dejar sin derecho a un crédito para adquirir una vivienda a millones de trabajadores, sobre todo a los que ganan menos de 5 UMAs y quienes difícilmente podrían acceder a una hipoteca bancaria si el Infonavit no cuenta con recursos suficientes para otorgar los créditos. En particular, el Infonavit, para continuar con su mandato, tendría que dejar de ser una Institución de Seguridad Social, fondeada con las aportaciones de todos los trabajadores, y tendría que obtener financiamiento en el mercado, emitiendo deuda que necesariamente encarecería los créditos otorgados por el Infonavit, afectando su capacidad de dar financiamiento barato y asequible en línea con su mandato legal.

Por ello creo necesario dejar claro que el dinero que administra el Infonavit de forma conjunta con el que administran las Afore, es propiedad de los trabajadores. Bajo el sistema actual, se permite que el trabajador, a través del Infonavit, cumpla con el doble objetivo de formar su principal patrimonio a través de un crédito hipotecario o bien complementar su pensión. Mientras los recursos del trabajador sean administrados con total transparencia por ambos sistemas, mientras estén debidamente regulados e invertidos adecuadamente y mientras el trabajador sepa en todo momento dónde y cómo se integran sus cuentas de ahorro para retiro y para vivienda, entonces los elementos centrales de la reforma de pensiones no deben basarse como solución “fácil” en la simple transferencia de recursos de una institución a otra.

El Infonavit es de los derechohabientes. Es una mutualidad en donde los recursos que se acumulan son la principal fuente de financiamiento de sus créditos, y los intereses que se generan contribuyen a los rendimientos de la subcuenta de vivienda. Modificar esta estructura en busca de una solución “fácil” al problema pensionario puede afectar notablemente el patrimonio de los derechohabientes: el cual se integra tanto por ahorro financiero, como por un patrimonio hipotecario. En este contexto es mucho más pertinente plantear soluciones más integrales como la unificación de salario de cotización de seguridad social con la del salario que se utiliza para efectos del impuesto sobre la renta, o considerar la adopción de los esquemas de ahorro automático con opción de salida voluntaria que ya son exitosos en otros países, o considerar incluso el uso flexible de recursos de pensión para acceso a vivienda para que los trabajadores no se apalanquen demasiado en sus años más productivos. Estas medidas estructurales, más otras paramétricas como la edad de retiro, deben siempre tener como objetivo maximizar el patrimonio total del trabajador tomando en cuenta todos sus activos: físicos como su casa y monetarios. El mejor camino siempre será poner al trabajador al centro.

En el marco de la Convención Nacional de Afores 2019, el Infonavit se declara listo para participar en esta importante conversación sobre el futuro del ahorro para el retiro de las y los trabajadores de México.

Director General del Infonavit

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