Hay una erupción social en el Perú. Se trata de una crisis estructural y secular, que no inició con el autogolpe de Pedro Castillo el 7 diciembre de 2022. Es impresionante hasta qué punto las fracturas sociales comparten raíces profundas en el Perú y en México.

El territorio peruano se divide en 24 departamentos y las provincias de El Callao y Lima. Hay tres regiones naturales: la costa, la sierra y la selva.

Lima metropolitana tiene un ingreso por habitante similar a Europa del Este, mientras que la región andina está en niveles del África subsahariana. En los últimos doce años la economía peruana tuvo un crecimiento promedio de 4.0% por ciento, el doble del 2.0% en México. La economía de México es seis veces mayor que la peruana, y su ingreso por habitante (128 y 34 millones de habitantes, respectivamente) es de diez mil dólares frente a 6,508 dólares del Perú.

Más allá de estos indicadores, hay al menos cuatro rasgos estructurales que compartimos:

1. Los dos Perús y los dos Méxicos. En ambos países, el Sur, de población mayoritariamente indígena, registra mayores niveles de pobreza. En México, los estados de Chiapas, Guerrero, Puebla, Oaxaca, Veracruz y Tabasco tienen entre 75% y 54% de su población en pobreza, mientras que, en el Perú, los departamentos de Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cuzco y Puno tienen a los distritos más empobrecidos. Michel Azcueta, premio Príncipe de Asturias por su labor de educador, señala con urgencia: ‘Lima le debe un desagravio al sur del Perú; hay que construir soluciones desde el sur del país’.

2. El secuestro del Estado. En México un pequeño puñado de ultrarricos, así como poderes fácticos, han secuestrado al Estado. El gobierno actual habló de separar el poder político del poder económico, pero no ha emprendido una verdadera reforma fiscal. En Perú, el recientemente fallecido profesor de la Universidad Católica (PUCP), Francisco Durand Arp Nisen, describe al poder extractivo y a los poderes fácticos como dueños del país.

3. La sobreexplotación del trabajo, el saqueo de los bienes de la naturaleza y las distintas formas de exclusión, racismo y discriminación ‘atraviesan todos los ámbitos de la sociedad: la política, la cultura y la economía… producen pobreza y normalizan la desigualdad’ (https://bbva.info/3XilmcI). En México, a las mujeres indígenas, sólo por el color de su piel, les está prohibido entrar a restaurantes, hoteles, o playas de lujo.

4. La debilidad y vulnerabilidad de las instituciones. La crisis recurrente se debe, en ambos países, a la debilidad institucional. Amnistía Internacional denuncia: ‘El uso de personal militar para labores de control migratorio supone un grave riesgo para los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas, debido a que carecen de la formación y de las herramientas adecuadas para tal función’ https://bit.ly/3IajVZs

Como esperanza de hallar una salida, en el Perú la gente quiere elecciones adelantadas, pero cuando se le pregunta por qué candidato votaría, más del 70% dice que por ninguno. La sordera e irresponsabilidad de las oligarquías, y la indiferencia de la clase política atada al pasado, siguen siendo enormes desafíos en ambos países. ¿Hasta cuándo?

Profesor asociado en el CIDE
@Carlos_Tampico


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