En un mundo donde la sostenibilidad se ha convertido en un imperativo, el hidrógeno parece emerger, una vez más, como un renovado protagonista para los próximos años. Y qué mejor escenario para hacerlo, que el Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas, el cual se ha convertido ya en el evento tecnológico de la industria automotriz.

El CES 2024 trajo muchas presentaciones y recientes avances importantes. Las aplicaciones de inteligencia artificial tuvieron un espacio muy importante. Pero definitivamente, este resurgir del hidrógeno como alternativa de movilidad ha llamado la atención. Hyundai, por ejemplo, presentó su visión para un ecosistema de energía de hidrógeno, destacando su estrategia de ‘Software-defined Everything’ (SDx) y abarcando toda la cadena de valor del hidrógeno, desde la producción hasta la utilización. Hyundai no solo se enfocó en los vehículos, sino también en soluciones de software y AI.

Bosch, por su lado, anunció inversiones en la cadena de valor del hidrógeno, incluyendo el desarrollo de celdas de combustible móviles y componentes para motores de hidrógeno, marcando un hito en la integración de esta tecnología en múltiples aplicaciones.

El hidrógeno no es una tecnología nueva. Cuenta desde hace años con un respaldo significativo de gobiernos, tanto en Europa como en Estados Unidos. En Europa, por ejemplo, la Comisión Europea ha lanzado una convocatoria con fondos de 113.5 millones de euros para proyectos que abarcan desde la producción de hidrógeno renovable hasta su distribución y utilización. En Estados Unidos, el Departamento de Energía está liderando un programa integral de hidrógeno, enfocado en la investigación y desarrollo en producción, entrega, almacenamiento y aplicaciones en diversos sectores.

La actual tensión comercial entre China y Estados Unidos quizá esté provocando una revaloración de la tecnología de celdas de combustible, componente importante de los sistemas motrices basados en hidrógeno. El hecho de que China domine prácticamente todos los aspectos de la cadena de suministro y producción de baterías podría estar provocando un incentivo para la búsqueda de alternativas energéticas menos dependientes, como el hidrógeno, que ofrece una ruta diversificada y estratégica frente a las limitaciones geopolíticas.

El hidrógeno enfrenta, sin embargo, desafíos económicos y logísticos. La producción de hidrógeno verde, aunque prometedora, actualmente tiene un costo de entre 4.5 y 12 dólares por kilogramo. No obstante, se espera una disminución hacia 2030 y, según fuentes de Siemens Energy, apunta a reducir el costo a 1.50 dólares por kilo para 2025. Los vehículos de hidrógeno, como el Toyota Mirai y el Hyundai Nexo, se comercializan en Estados Unidos en valores cercanos a 60 mil dólares, un precio mayor que el promedio de un vehículo eléctrico y muy alejado de los autos convencionales de combustión interna. Si la tecnología evoluciona lo suficientemente rápido y los precios de generación del hidrógeno continúan bajando, este escenario podría estar cambiando a finales de la década.

A pesar de los retos, el hidrógeno tiene un futuro prometedor. El compromiso de la industria y el apoyo gubernamental son indicativos de un cambio significativo hacia la adopción del hidrógeno como una solución energética sostenible y eficiente. La innovación tecnológica y la reducción de costos serán cruciales para su adopción masiva. El hidrógeno no solo promete diversificar la matriz energética, sino también reducir la dependencia de cadenas de suministro específicas.

Profesor del área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School

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