Chicago, Illinois. – ¿Qué tiene que ver participar en la elección con tu vida y salud? Si pudieras, le preguntarías a los 300 mil mexicanos cuyas vidas se pudieron salvar durante la pandemia. Según el reporte de la Comisión Independiente de la Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 en México, la reacción gubernamental que rechazó el sustento científico, minimizó o negó el problema y las políticas públicas erradas fueron la causa para estas fatalidades innecesarias.

La responsabilidad y el derecho para elegir a nuestros líderes comienza al sufragar. Los representantes electos deben rendir cuentas al soberano en una democracia. Es la oportunidad de escoger a quienes nos cuiden con planes y acciones efectivas, que preserven y salven vidas -y que no nos lleven al panteón.

Pero México tuvo el número más alto en el mundo de muertes entre trabajadores de la salud, 4,572, que respondieron a la pandemia entre 2020 y 2021. Entre ellos, la mejor amiga de mi hermana, un gran médico, que dejó a dos niñas huérfanas. Gente de carne y hueso que merecía la protección del Estado con materiales y procedimientos adecuados, pero que recibieron amuletos, mentiras y cinismo.

Y ya que hablamos de orfandad, se calcula que más de 215 mil niños perdieron a uno o ambos padres en la crisis sanitaria. ¿Quién se encarga de ellos? ¿Cómo serán sus vidas sin la guía de sus progenitores? ¿Cómo navegarán una sociedad en que un gobierno torcido no ofrece más que becas o apoyos miserables, condicionados a favores políticos, en lugar de proveer oportunidades educativas de calidad, seguridad pública y buenos empleos?

Hace seis años escribí , una columna que reconocía el hartazgo de la sociedad con gobiernos ineficientes, corruptos o banales. Elementos que dieron marco a la victoria del hoy presidente quien prometió acabar con la corrupción y pacificar el país. Al final de su administración ambos pilares de su elegibilidad son un miserable fracaso.

Pero el descuido criminal no termina ahí, el dogma y la desvergüenza de privilegiar intereses políticos por encima de la ciudadanía condujeron a México a un desabasto de medicamentos. Según un reporte de Forbes la falta de atención médica o de medicamentos causa el 20 por ciento de las muertes en el país. Ya no relacionadas a la pandemia, sino las de ayer y las que ocurrirán hoy.

Niños y mujeres con cáncer sin atención, hospitales públicos sin medicamentos ni insumos, impactados por los recortes fiscales para que el sureste tenga un tren ecocida e inútil, o Tabasco una refinería que no refina. Para reforzar el argumento, otro botón. De las miles de llamadas que recibe a diario la Megafarmacia, idea esquizofrénica del hoy presidente, solo se surten 2.7 recetas al día, según Birmex.

Estos líderes que elegimos hace seis años son quienes nos han hecho este daño, personajes que con su servilismo nos arrebataron seres queridos y nos tienen viviendo en la incertidumbre. Matraqueros que se rinden ante un caudillo por hambre de poder y dinero, no por pasión al servicio público.

En 2018, la violencia y la guerra contra el narco fueron narrativa para que estos abyectos llegaran al poder, según a resolver el problema. Al final de su gestión, hubo más de 180 mil homicidios dolosos, o un asesinado cada 15 minutos. Los lamebotas del régimen invocan a Calderón o García Luna, sin pronunciar palabra sobre la abdicación del Estado mexicano para proteger a sus ciudadanos.

Son muchos muertos innecesarios en esta administración, quizá algunos de esos seres fueron cercanos a ti o a los tuyos. Por ello, este 2 de junio vota como si tu vida dependiera de ello, porque así es.

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