Chicago, Illinois. – Los consumidores quieren sentirse seguros en las carreteras, por ello, el 46 por ciento del mercado automotriz del mundo representa las ventas de camionetas Sport Utility Vehicles (SUV), una mezcla entre auto elevado que prometen más espacio, y el tamaño que protege a sus ocupantes. No obstante, en Europa se han lanzado medidas para limitar el uso de estas opciones ante lo que denominan como “obesidad vehicular”.

Primero, la gente compra SUVs porque su altura les permite conducir con una mejor perspectiva, y porque como lo prueban estudios, sus ocupantes tienen menos posibilidades de resultar lesionados o de morir en un choque frontal.

Por el otro lado, las SUVs tienen diseños menos aerodinámicos y pesan más que los autos convencionales, gastan más combustible, son más susceptibles a una volcadura, su costo y mantenimientos son más altos y representan un riesgo para todas las personas que no vayan dentro de sus cabinas.

Por sus características, las SUVs son un peligro para conductores de autos ligeros quienes corren mayor riesgo de morir en una colisión. Lo mismo ocurre con los peatones y quienes viajan en bicicleta, un impacto con una SUV garantiza lesiones graves o la muerte también debido a que a la mayor altura del vehículo impacta de cuerpo entero y no “avienta” (como los autos pequeños) a un atropellado.

Las SUVs han sido catalogadas como “vehículos antisociales” porque con su gran volumen representan una afrenta a los residentes de ciudades enfocadas en privilegiar la seguridad de sus habitantes, la movilidad cero emisiones, y espacios urbanos donde las personas son prioridad por encima de los autos.

Por ello, a partir del inicio del 2024, París cobrará 50 por ciento más a los conductores de SUVs por estacionar sus vehículos en la ciudad. Una iniciativa insertada en sus esfuerzos por convertirse en “la ciudad más verde de Europa” de camino a los Juegos Olímpicos del próximo año. Otras metrópolis como Bruselas, capital de Europa, valora prohibir la entrada de este tipo de vehículos e imponer una licencia especial a sus conductores, mientras que Londres y Ámsterdam consideran medidas similares a las de París.

Según la página especializada en autos, Edmunds, y el USA Today comprobó que los fabricantes han incrementado el tamaño de las SUVs, confirmando la tendencia hacia la obesidad. Por lo que, las condiciones de mercado han causado una “carrera armamentista” en la que quienes se saben vulnerables al conducir entre camionetas voluminosas terminan adquiriendo una igual para igualar las condiciones y no por convicción o preferencia.

¿Qué tanto aprovechan los conductores las SUVs? Un estudio citado por la Canadian Broadcasting Corporation (CBC) indica que, a pesar de las motivaciones del consumidor, solo 4 de cada 10 canadienses ocupa el espacio y la mayoría de los asientos UNA vez a la semana, y el 74 por ciento de los encuestados nunca usa sus vehículos para remolcar algo.

Aligerar la “obesidad vehicular” es una necesidad para reducir las emisiones contaminantes, y como he mencionado, limitar el uso de SUVs ya es un tema donde se procura la seguridad y una buena convivencia social. Para mí, es claro que la gente debe tener la opción de conducir lo que desee y le permita su bolsillo, pero a mayor impacto urbano y ambiental que causen sus vehículos es válido que la sociedad imponga costos y requisitos distintos.

La tendencia civilizada es multiplicar las opciones de movilidad cero emisiones, invertir en transportación pública eficiente y limitar el uso del auto. Esa es la dirección en que se mueve el futuro, y donde usted vive, ¿qué políticas están implementando?

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