CHICAGO, Illinois. – Joe Biden y Kamala Harris ganaron la elección presidencial y comenzarán a gobernar el 20 de enero de 2021. Ambos, seres humanos imperfectos, como el resto de nosotros, asumirán la responsabilidad de liderar la nación más poderosa del mundo. Sus primeras asignaturas serán: controlar la epidemia desenfrenada de COVID-19, dinamizar la economía, acelerar la transición energética a fuentes renovables y combatir el racismo sistemático en esta sociedad.

Biden liderará una nación fracturada con un gobierno dividido, por lo que encarar los retos será una tarea dantesca. Necesitará apelar a la reconciliación otorgando a los republicanos un papel prominente en la reconstrucción nacional. Esto implica atemperar los deseos del ala más radical de su partido. Si bien incluirá puntos de la agenda de los más progresistas, el presidente número 46 deberá moderar sus políticas liberales si desea mantener los puentes legislativos con un Senado de mayoría republicana .

Por otro lado, esta elección fue personal para mí. Soy un inmigrante mexicano cuya historia sólo es posible en un país que otorga oportunidades a quienes lo arriesgan todo. Luego de mis estudios universitarios en México, emigre a Estados Unidos donde mi primer trabajo fue estacionar autos. Con suerte, trabajo y dedicación, logré una posición privilegiada en el periodismo. Entrevisté al director de la NASA, me enfrasqué en un debate con el entonces senador Barack Obama y estuve en el corazón del recinto legislativo de Illinois cuando se aprobaron las licencias de conducir para indocumentados.

Este país, fundado en reconocer la naturaleza del espíritu humano, se vio enlodado durante la presidencia de Donald Trump . La crueldad, la discriminación, el agandalle, y la corrupción se convirtieron en referencias comunes. Lo más grave fue el deterioro a las instituciones, el envenenamiento del discurso público y la ausencia de civilidad entre adversarios políticos. En esta presidencia deje de reconocer al Estados Unidos que he aprendido a amar y respetar. Con la victoria de Biden y Harris, este país puede rescatar su esencia: que sus ciudadanos compartamos los valores humanistas que nos dieron origen, y que la ley garantice un trato igualitario para todos.

Mis diferencias con el trumpismo no pueden ser ideológicas, en vista de que ese señor no cree en nada, pues sólo se conduce con transacciones que benefician su interés personal. Porque estoy agradecido con mi hogar adoptivo, deseo que Biden tenga éxito y que cumpla lo que promete: no ser un mandatario demócrata o republicano, sino un presidente estadounidense.

Como periodista es mi responsabilidad no ser obsequioso ni dar cheques en blanco a la nueva administración. Ofreceré un análisis independiente y profesional sólo impactado por mis limitaciones. Hoy es un gran día para la democracia estadounidense, pero mañana hay que ponerse a chambear.

Periodista
@ARLOpinion

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