Nunca he entendido por qué festejamos el Año Nuevo (evidentemente lo festejo), y menos las frases de ocasión que utilizamos para felicitarnos (obviamente las digo todas). ¿ Hay algo mágico entre las 11 con 59 minutos y 59 segundos de la noche del 31 de diciembre y el albor del nuevo ciclo de 365 días?, ¿o qué nos hace creer que este simple avance en el calendario traerá buenas cosas?

Es más. ¿Cómo saber cuál de todos los años nuevos es el bueno, y el que vale para que se cumplan nuestros deseos y propósitos? En China esta celebración suele ser en febrero , por ejemplo. El mundo judío festejó la llegada del año 5,782 en septiembre pasado. ¿Entonces cuál transición anual es la que nos traerá esa buena fortuna?

Por supuesto, esa misma línea de pensamiento le corresponde al futbol mexicano. Y es que, las ilusiones se renuevan con la llegada de 2022. Los augurios y vaticinios, siempre, apuntan a un mejor certamen. Es más, aquí ese renacer de la esperanza es semestral. Y, aunque sabemos que es más fácil que el precio de la gasolina baje, siempre soñamos con que nuestro campeonato ahora sí estará de rechupete.

A grado tal, que ya tenemos listos los pretextos para justificar el aletargado nivel que semana a semana vemos en las canchas: “vienen duros de la pretemporada” o el clásico “lo que importa es cómo cierras de cara a la Liguill a” son los dos pilares que sostienen, estoicamente, al fanático nacional que semana a semana invierte su tiempo en nuestra Liga MX.

Tan sabemos lo que viene, que cada vez que vemos un partido malo de lo que sea decimos: “parece de fecha 2 de la Liga MX” . Es así, pero una pasión es una pasión y eso hace que la maquinaria continúe aceitada y le da vida a los bondadosos deseos que sustentan a esa tan sobada frase (seguramente la más enviada en 31 de diciembre): “verás que viene lo mejor”.

Pero lo que nadie dice en Año Nuevo es que, si seguimos haciendo exactamente lo mismo, difícilmente obtendremos un resultado distinto. En muchos casos, por supuesto no en todos, ya sea a nivel personal o empresarial, las mejoras dependen de cada quien.

Y ahí nos topamos con el dilema: ¿cómo esperar mejorar si nada cambia? Por arte de magia no va a ser, ni tampoco va a pasar en un año. Pero mientras no se dé el primer paso hacia el frente, será imposible. En fin. Por ahora habrá que aferrarse al célebre “bendiciones para todos” , porque así habrá que depender de la voluntad divina.

ADENDUM 

Knut volvió de viaje y no se despega de las páginas de EL UNIVERSAL Deportes y me preguntó lo siguiente: “¿solo el Cruz Azul y Monterrey pueden hacer transferencias o qué pasa con los demás?” No supe si fue sarcasmo o no.

 
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