es absolutamente inexplicable. Por supuesto, no me refiero a lo sucedido contra Tigres. Que los felinos se impondrían, estaba tan cantado como “Las Mañanitas”. Lo llamativo (que nadie puede explicar con precisión) es el funcionamiento del cuadro más mexicano. Que Tigres ganara, se esperaba, pero que le pegara un baile de novela a Chivas, no. ¿Cómo se pasa de superar una crisis y afianzarse en la tabla, a comerse cuatro, en un movimiento?

La única explicación es que, con el Guadalajara, todo es posible. Porque también llama la atención que Cristian Calderón pasó del ostracismo a la cancha en un abrir y cerrar de ojos. El defensor no volvería a jugar en Chivas bajo ninguna circunstancia, por su falta al reglamento, pero la realidad fue otra. Y Vega, en la tribuna.

Chivas, aquel equipo que —previo a la Leagues Cup— arrancó con paso perfecto, hoy está en el séptimo lugar y no parece pasar nada. Es verdad que tienen la Liguilla a tiro de piedra, pero ¿de qué les sirve? Basta con revisar sus resultados contra los equipos más fuertes, para darse cuenta que el Rebaño no ha estado a la altura. América y Tigres les metieron cuatro, cada uno; Monterrey los venció en el Akron; el Atlético de San Luis es al único de los cuatro primeros que derrotaron, en ese arranque voraz.

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¿Chivas es una institución que busca imponer la disciplina a rajatabla o son más laxos? Ni ellos saben. Los escándalos rodean al club y, por lo general, lavan la ropa sucia en casa (cosa correcta, en términos generales), hasta que la gota derrama el vaso y deciden tomar “medidas estrictas”, como en el caso del comunicado con el que anunciaron la separación de los fiesteros.

Todo eso para, al poco tiempo, echarse para atrás. Se entiende que, por cuestiones legales, se podían meter en un problema al no permitirles entrenar con el equipo. Ahora, una cosa es reintegrarlos al trabajo para evitar acciones jurídicas y otra, muy diferente, es tomarlos en cuenta para jugar. Aclaro que, en lo personal, me da igual si juegan o no, pero qué mensaje se le da al resto de los jugadores. Uno muy claro: Viva el desorden, aquí no pasa nada, ni cuando pasa algo.

Y no me vengan con que así somos los mexicanos y que el Guadalajara es un reflejo de cómo somos como sociedad. No se nos olvide que a las Chivas, en lo deportivo, las manejan dos europeos con formas de ser distintas a las nuestras. ¿Será que Hierro y Paunovic se “mexicanizaron” tan rápido? o ¿Será que ni en Chivas sabrían explicar cómo se maneja la institución?

Adendum. “El América va en serio, eh. Pero a ver si no se vuelven a caer en Liguilla”, me escribió Knut. Sabias palabras de este maldito.

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