El daño que causó la reciente cinta sobre Freddy Mercury -Bohemian Rhapsody (Singer, 2018)- en nuestra psique tuvo altas repercusiones. Y es que hoy día no puedo ver una biopic sobre algún cantante famoso sin pensar “ojalá no esté igual de mala que Bohemian Rhapsody”.

Con eso en mente acudo a la premiere de Bob Marley: One Love (EU, 2024), la biopic sobre el mítico cantante y compositor jamaicano quien difundió la música reggae y el movimiento rastafari por todo el mundo.

La primera noticia es que no, no es el desastre que fue Bohemian Rhapsody, pero tampoco está exento de pecados que la ligan a aquella cinta, que sin duda es el punto más bajo en cuanto a las biografías fílmicas de cantantes famosos se refiere.

One Love inicia con el pie derecho: hablando de política. No podía ser de otra manera. Si bien en diferentes momentos de la cinta veremos constantes flashbacks sobre la niñez y adolescencia de Marley, el único dato que nos da previo al arranque de la cinta es que Marley fue un niño de padre ausente y con muchas carencias económicas.

Corte a 1976. Marley ya es un cantante famoso con una voz política de mucha influencia en su natal Jamaica. Se acercan elecciones y el gobierno ha dividido a la población mediante la violencia y el discurso de odio. Marley quiere ofrecer un concierto por la unidad y para acabar con la violencia. En esas estamos cuando un grupo de matones armados entra a su casa-estudio y le receta unas cuantas balas que, a no ser por uno de sus colaboradores, probablemente habrían acabado con la historia de Marley haciendo que esta película durara tan solo 10 minutos.

Los matones también le disparan a su esposa y corista del grupo, Rita (interpretada por la 007 herself, Lashana Lynch), pero “las rastas detuvieron la bala que iba hacia su cabeza”. ¿Las rastas detienen balas? No lo sé, pero en realidad no sé mucho de Bob Marley así que ciegamente creeré en el guión escrito a seis manos por Terrence Winter, Frank E. Flowers, Zach Baylin.

Luego del atentado, Marley y su banda deciden huir a Londres mientras que Rita y los niños (Marley tenía muchos niños, con Rita y con otras mujeres) se van a Delaware con la mamá de Marley. ¿Por qué no se fueron con Marley a Londres? No lo sabremos, y tampoco veremos que pasó en Delaware, supongo todo estuvo bien aburrido porque eventualmente (a petición de él) Rita va a Londres (sin los niños) a encontrarse con su amado.

Hay una sensación de que no hay rumbo en este barco, ¿cuál es la línea de ruta para esta cinta? La respuesta finalmente llega con Exodus, uno de los mejores discos de la banda y cuya creación es la parte más lograda de la cinta. Mediante una secuencia larga, vemos a la banda practicando, cantando y decidiendo incluso el nombre del álbum. Retratar el proceso creativo debe ser una de las cosas más difíciles de recrear en un medio audiovisual como es el cine, la película lo intenta y claro, falla, pero al menos entran las canciones de Marley para salvarlo todo, y la verdad es que resulta imposible no dejarse llevar.

Después vendrá la gira de promoción del disco. Marley será muy famoso, pero para los policías de Londres no es más que otro vago greñudo fuma mota. El mismo vago greñudo ahora está en una recepción con altas autoridades europeas en Francia. Mucho eventismo pero ¿dónde quedó la esencia?, le reclama Rita, la respuesta es casi un “de esto comemos”, y tiene razón. Pero en el horizonte Marley tiene en mente hacer otro concierto, uno en África y que sea gratis. “El reggae es la música del pueblo”, dice Marley.

Las escenas de conciertos no son las mejor logradas (ahí si gana, y por mucho, Bohemian Rhapsody), pero de nuevo, es la música lo que rescata a esta cinta una y otra vez. Kingsley Ben-Adir (lo recuerdan por ser uno de los Kens en Barbie) hace un trabajo decente imitando a Bob Marley. No es que se meta en la piel del personaje ni mucho menos pero se nota que lo estudió a fondo: su forma de hablar, de moverse, de estar en el escenario y hasta de fumar. Resulta cumplidor.

La que sufre es Lashana Lynch, quien básicamente no tiene mucho material con qué trabajar. Su papel pretende ser el centro moral de Marley, pero es difícil creer en este personaje cuando la película (y aquí sí estamos ya en terrenos completamente de un Bohemian Rhapsody) se niega a hablar sobre las múltiples infidelidades de Marley. Apenas un ligerísimo atisbo de que, mientras su esposa estaba en Delaware, Bob estaba en Europa muy bien acompañado.

Las razones por las cuales la película es tan tersa con su personaje se entienden en los créditos finales: son sus hijos los productores de esta cinta. Se entiende pues que esto bordee en la hagiografía, pero al menos es una que se deja ver, sobre todo si ustedes, como yo, no saben demasiado de Bob Marley.

Al final, queda la sensación de que esto debió ser una serie y no una película, hay temas esenciales que no tocan o no se explican bien, como por ejemplo, todo lo relativo el movimiento rastafari, pero al menos estamos en un punto de inicio bastante decente como para salir, escuchar la música y leer más sobre la vida de un personaje mucho más complejo que lo que este filme está dispuesto a mostrar.

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