La teoría de las élites es uno de los temas que más le han acarreado problemas a José Ortega y Gasset para ser comprendido. Pues bien, para dar luz sobre este punto, y en específico el uso que se le da al tema de las élites en La rebelión de las masas, es necesario relacionar este tema con el modo de ser del hombre. Cuando decimos que hay un modo de ser hombre exigente y riguroso, estamos sobreentendiendo que la exigencia y la disciplina son para con uno mismo, no para con los demás.

Ortega afirma que el deber de la sociedad consiste en dejarse dirigir por personas exigentes y que han puesto su vida al servicio de valores superiores. Los moralmente mejores conformarán las élites y deben ser la guía o el estandarte de los modelos de comportamiento social que las masas deberán seguir. La posición dentro de la élite no puede ser heredable, ya que virtud no se hereda, para Ortega las aristocracias heredables son una perversión de la sociedad.

Pero ¿cuáles serían esos valores superiores que determinan que unos sean mejores a otros? Pues bien, según Ortega, esos valores son los que proceden de los pisos superiores de la vida humana, ya que no se agotan y por lo tanto no se cumplen ni inmediatamente ni absolutamente, ni se reparten entre algunos pocos por su escasez, como ocurre con los valores que se encuentran pegados al cuerpo. Los valores superiores potencian la vida humana porque se amplifican al reproducirse, por ejemplo, la sinceridad, la honradez o la solidaridad. Un hombre moralmente excelente sería entonces, aquel que pone esos valores como sus objetivos y es riguroso para lograrlos en su vida.

El objetivo de Ortega consistía en vitalizar a la nación española, y que ésta fuese capaz de engendrar personas excelentes. Quería desarrollar una cultura en donde los valores superiores dominaran ante los valores más rastreros y vulgares. Para hacerlo posible propuso un modelo de ser hombre que pusiese su vida al servicio de aquellos valores superiores. En la Rebelión de las masas se hace un análisis sobre la crisis de Europa, en la que según Ortega, predomina un tipo de hombre que se ha alejado de la moral, y en donde se intenta responder a la pregunta ¿cómo es el hombre europeo?

La propuesta es interesante, ya que Ortega identifica algunos modos deficientes de ser del hombre que se ha esparcido por Europa, para posteriormente, encontrar en ellos los modelos de cómo es el hombre masa contemporáneo. Y así identifica:

1.- El niño mimado. Es criado por padres sobreprotectores dispuestos a satisfacer cualquier deseo, sea razonable o no. El niño exige sin límites que sus deseos sean satisfechos. La satisfacción de los deseos del niño es inmediata, es decir, sin trabajo o algún esfuerzo se deben cumplir sus deseos, de lo contrario el niño rompe la convivencia, llora, hace rabietas, se enoja. Con esta actitud, chantajea a sus padres para lograr sus objetivos, obligándolos a ceder.

Según Ortega, el siglo XX europeo diseminó un modo de vida sustentado en principios jurídicos y económicos que promovió el surgimiento de un tipo de ser del hombre muy parecido al niño mimado. El hombre europeo que ve Ortega, goza de una convivencia política ya instalada en su comunidad, así como de una tranquilidad porque los principales problemas están resueltos prácticamente de modo natural, es decir, este tipo de ser del hombre cree que la cultura que garantiza la convivencia, así como el gozo de los bienes, son hechos naturales de los cuales se pueden valer sin esfuerzo de los hombres de por medio. Si por alguna circunstancia, no se satisfacen estas circunstancias, los hombres no se esfuerzan para lograrlas, sino que se enrabietan y se entregan al Estado para que éste cumpla inmediatamente.

Esta metáfora también nos invita a atender las características particulares del niño en cuando a un ser inmaduro, de la misma manera que el hombre contemporáneo europeo lo es en los tres niveles de la vida: En el conocer, la inmadurez se presenta en la falta de información sobre los factores que intervienen en alguna situación; En el desear, tanto el niño como el hombre europeo no tiene establecida una jerarquía en los valores, es decir, la preponderancia de sus valores varía según la circunstancia en la que está. En la sociedad contemporánea, Ortega ve que los valores superiores no están institucionalizados, y los defectos o desfases que la sociedad tienen en cuanto a la estimativa de esos valores, provoca que no sean considerados como valores superiores; En el actuar, el niño como el hombre contemporáneo, por su inmadurez, no se le considera responsable de sus actos, ya que no es capaz de evaluar las consecuencias de sus acciones.

2.- El señorito satisfecho / aristócrata heredero. Ese modelo corresponde a aquel hombre que ya tiene sus necesidades resueltas, vive al auspicio de sus padres, así como de lo que otros han hecho previamente. Es un heredero que no siente preocupación por su vida, lo que lo convierte en un hombre deficiente que carece de la disciplina necesaria para valerse por sí mismo. A Ortega le molesta particularmente esta falta de tensión, este desapego hacia la exigencia que crea a hombres comprometidos y disciplinados que hacen lo que deben y no lo que desean. Para este modelo deficiente de ser del hombre nada es irrevocable, ya que está acostumbrado a que todo se le perdone, comportándose de esta manera, tanto en su casa como en la vida pública. Además, este modelo de hombre se nutre de las masas que están dispuestas a seguirle y perdonarle.

3.- El bárbaro rebelde. Es el modelo de una forma de ser del hombre que se vale de los logros y avances de la cultura para combatirla y hasta destruirla, sin antes considerar que el cumplimiento de sus objetivos seguramente le arrastraría a la misma destrucción. El bárbaro rebelde marca especialmente el rasgo violento de los modelos anteriores. Este tipo de hombre se relaciona con la cultura como si esta fuese algo natural que está dispuesta a ser usada para cumplir sus objetivos. En La rebelión de las masas, Ortega toca el punto fundamental de este texto al afirmar que la crisis de la sociedad europea se debe en gran medida a que se dejó invadir por bárbaros, sin embargo, no es una invasión que llega de fuera, por el contrario, fue la cultura misma la que generó las circunstancias necesarias para permitir y promover el dominio de los bárbaros.

4.- El especialista científico. Este modelo corresponde a los científicos y especialistas que se han alejado u olvidado el objetivo de la ciencia que radica en la unión entre el saber racional y el compromiso moral con la sociedad. Los científicos deberían formar parte de las élites dirigentes, sin embargo, la especialización necesaria y creciente los ha llevado a convertirse en simples operadores racionales, sin una visión global de la realidad.

Una de las cuestiones fundamentales en este libro, es que Ortega ubica a la sociedad masa como un fenómeno propio de la modernidad, en la que se han agrietado algunos de los pilares que diferenciaban y diversificaban internamente a las sociedades tradicionales, y han creado una sociedad con rasgos homogéneos, individualistas, alejada de la vida comunitaria, irresponsable y propensa a sentir simpatía por los totalitarismos que brindan sentido a la existencia individual y social.

Ortega teme a la sociedad de masas que ve avecinarse, cree que ésta ha reducido a la mínima expresión su capacidad para reflexionar y para definir qué es lo que desea, cree y actúa, y que es lo que no. Los modos de ser hombre anteriormente descritos, forman el conglomerado de la masa. Son hombres que no rigen su existencia, ya que no tienen la capacidad de vivir desde el sí mismo, sino que siempre se encuentra atento a lo que suceda fuera de él. “Nuestro vocablo otro no es sino el latino alter. Decir, pues, que el animal no vive desde sí mismo sino desde lo otro, traído y llevado y tiranizado por lo otro, equivale a decir que el animal vive siempre alterado, enajenado, que su vida es constitutiva alteración.

En este contexto queda enmarcado su elitismo, siempre en tensión con su pensamiento filosófico, es decir, en toda la obra de Ortega, se encuentra presente una relación conceptual masa-individuo, no es un tema meramente político, sino más bien un tema filosófico cuyas raíces busca en lugares más profundos que aquellos en donde se practica la política. Este binomio masa-minoría selecta puede ser comprensible si lo consideramos dentro del total de la obra de Ortega, y si lo estudiamos a la par de las preocupaciones históricas e intelectuales del autor. No olvidemos que a fin de cuentas, nos enfrentamos a un pensador con aspiraciones sistemáticas, por tal motivo, hay un esfuerzo por relacionar o entretejer los elementos considerados.

Christian Eduardo Díaz Sosa

Coordinador de Cultura de la Legalidad

Observatorio Nacional Ciudadano

@ObsNalCiudadao @ChristianDazSos

El hombre masa contemporáneo entiende la cultura como algo natural, y se opone al trabajo que el mantenimiento de la cultura exige.

Cfr., Ortega y Gasset, José, La rebelión de las masas, Madrid, Biblioteca de los grandes pensadores, 2002.

Ortega y Gasset, José, “Ensimismamiento y alteración”, Obras completas, Tomo V, op, cit., p. 535.

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