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La Universidad Iberoamericana Ciudad de México y seis instituciones más han trabajado desde hace casi un año en un proyecto para combatir el problema de la deserción escolar, principalmente el primer año de su vida universitaria.
Mariana Sánchez Saldaña, directora de la dirección de Servicios para la Formación Integral de la Ibero, afirmó que los rectores se han enfocado en este problema por diversos motivos. “El primer año es crucial en la definición de los estudiantes, porque el grueso de la deserción se da en este periodo”.
Las razones son distintas: mala elección de la carrera; “lagunas” o deficiencias académicas que se arrastran de niveles previos.
“Cambia la dinámica al ser universitario. El entorno se vuelve más complejo y pasan a convertirse en dueños absolutos de su vida académica. Tiene que ver con que no se toman en cuenta los estilos de aprendizaje de los estudiantes”, dijo.
Sánchez Saldaña explicó que en la investigación se encontró con el problema de definir lo que significa deserción para cada institución.
Comentó que esta diferencia en los conceptos dificulta establecer una cifra global de deserción en el primer año universitario. Incluso “hay carreras que por su propia naturaleza provocan mayor deserción”.
El 14 de diciembre de 2016, rectores y representantes de la IBERO, la UNAM, la BUAP, la UAEM, el IPN, la Anáhuac y el Tec de Monterrey, comisionaron a expertos de sus instituciones para diseñar dicho proyecto.
La importancia de abatir este problema fue por una razón primordial: porque pega en la eficiencia terminal de las universidades, agregó.
“En estas políticas actuales de la educación superior de rendición de cuentas, la eficiencia te mide lo exitoso que eres por el número de alumnos que culminan sus estudios”
Como resultado se crearon cuatro productos con los que se busca romper con la deserción: la Red de Innovación Educativa (RIE 360); la App Despega; un sitio web de difusión; y la colaboración interinstitucional para enfrentar el tema.
