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Consumada la aprobación unánime de las cuatro leyes de la Guardia Nacional, el morenista Ricardo Monreal Ávila, rodeado de su burbuja de poder, relajado en su escaño, pasa de las sonrisas, a las risas y, de buen humor, canta.

Este Senado es otro. Nada beligerante. De los instrumentos de confrontación y contraste, como lo son los cartelitos y las mantas, nada se sabe. La gente está en presencia de un Senado sin guerra.

El tema de la Guardia Nacional que dio para debates de contrapunto en los que la mayoría morenista acusaba a la ex mayoría priista de ser causante de la inseguridad, ocupó dos horas y 22 minutos del pleno.

Si los asuntos a aprobar estaban "planchados", es decir con acuerdos por parte de todos, esta vez, lo insólito es que todos están de acuerdo, todos, excepto Emilio Álvarez Icaza, el senador sin bancada quien realizó un foro en el que se reclamó ausencia de Parlamento Abierto en el que se hubieran tomado propuestas de organizaciones sociales. Votó en abstención.

El priista Miguel Ángel Osorio Chong, ex secretario de Gobernación, se muestra firme, enérgico, de rostro sin gestos, y explica que con diálogo y construcción de acuerdos "contribuimos a dignificar el oficio de la política". Reconoce apertura de Ricardo Monreal y de su alfil Eduardo Ramírez Aguilar, pero es seco, nada que ver con los panistas que se oyen dulces con la mayoría a la que suelen tener a raya.

Los panistas sorprendidos, sorprenden. Su coordinador Mauricio Kuri, así como Damián Zepeda, un crítico de la cuarta transformación milímetro por milímetro, elogian a Ricardo Monreal porque cumplió su palabra de sacar la legislación secundaria con apego a la reforma constitucional. La felicitación para Morena es porque tienen un coordinador que ahora, dicen, es más respetable.

Dante Delgado Rannauro, líder de Movimiento Ciudadano, pese a que es reconocido por su papel en la elaboración de los proyectos, una tarea que consumió cinco semanas, de largas horas de revisiones, no se distrae, y sigue segundo a segundo el curso de la sesión. Su actitud es inalterable, en este, otra vez, momento histórico, como se ha vuelto a decir. Reclama que el presidente Martí Batres no haya estado en la sesión, cuando no debía haber habido nada más importante. Abre una discusión postrera sobre los derroteros que tendrá el mando de la Guardia Nacional en San Lázaro, donde le toca ir.

Batres asume postura: "Lo mejor es que la Cámara de Diputados no le haga ninguna modificación (a lo aprobado por los senadores)".

Todo ha concluido. Sólo sí los diputados modifican algo, los senadores habrán de entra en acción. En San Lázaro, Mario Delgado estaría en la visión de pasar la legislación, que costó en la Cámara Alta un esfuerzo colectivo sin precedente en el Congreso.

A la cabeza de los reconocidos está Miguel Ángel Mancera, que aportó la gran parte de la Ley Nacional para el Uso de la Fuerza; el panista Damián Zepeda, con sus conocimientos jurídicos, Verónica Camino Farjat, con sus propuestas, y tarea en conjunto; del priismo, Manuel Añorve Baños, Claudia Ruiz Massieu, hoy de licencia, y Claudia Anaya Mota. Geovanna Bañuelos de la Torre, del PT, y Sasil de León Villard, del PES.

¿Qué cantaba Monreal? Las Golondrinas a Pedro Haces, suplente de Germán Martínez Cázares, que ya escombra el escaño para cuando quiera regresar el senador que deja el IMSS, y es el primero en renunciar en el gobierno federal.

Monreal en su burbuja, la cual hoy está en modo de tejer acuerdos.

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