Con eso de la preocupación por el aumento de peso después de las fiestas decembrinas, bien vale la pena, para adentrarnos en el rollo político de este año que comienza, checar las reacciones y los cambios fisiológicos de dos ilustres ex gobernadores extraditados a nuestro país para que paguen por sus fechorías. Claro está, nos referimos al veracruzano Javier Duarte de Ochoa, quien por aquello de la “abundancia” que su esposa decía merecer, lució bastante retador en la báscula buena parte de su mandato, adelgazó al final y luego regresó, ya detenido de Guatemala como antiguo gordbernador, para regalarnos su frase sobre la “verbal continencia”... todo un contraste con el quintanarroense Roberto Borge o “Roberto B”, quien con 20 kilos menos y “problemas gástricos”, según su abogado, arribó de Panamá demacrado y ¡Cómo no!, si el avión que lo trajo fue el mismo que utilizó la PGR para llevar al Chapo Guzmán a Estados Unidos.
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