Directora de un jardín de niños de tiempo completo de la alcaldía Miguel Hidalgo, Verónica asegura que hay mucha confusión en el tema de la eliminación del programa de Escuelas de Tiempo Completo, pues el plantel que maneja no ha recibido ninguna notificación de la Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México, que encabeza Luis Humberto Fernández.

“Estoy enterada de lo que dijo la maestra Delfina Gómez [secretaria de Educación Pública] sobre la desaparición de este programa, pero hasta el momento, a esta escuela no ha llegado ningún documento para confirmarnos esa decisión. Siempre que hay cambios o suspensión de algo nos notifica la autoridad educativa federal”, asegura.

Y agrega: “Creo que hay una gran confusión y no existe claridad. El programa de Escuelas de Tiempo Completo incluía un recurso adicional que nos daban cada año para hacer ciertas compras”.

A la escuela que maneja Verónica acuden poco más de 150 niños, y aunque está enclavada en una zona de clase media baja, la docente, con más de 20 años de experiencia, platica a EL UNIVERSAL que también acuden niños cuyos padres enfrentan problemas económicos, sobre todo por la pérdida de empleo.

“Aquí vienen pequeños de todas clases; aquellos que tienen una situación económica más desahogada, hasta niñas y niños cuyos padres la están pasando mal por la situación económica que atravesamos”, dice la maestra.

La profesora cuenta que desde que inició la pandemia de Covid-19 en México, hace dos años, se suspendió el servicio de alimentos para los alumnos de este jardín de niños, así como el horario habitual de salida de los pequeños, a las cuatro de la tarde.

“Ya muchas mamás nos preguntan constantemente cuándo volveremos a tener ese horario de salida. Porque a muchas sí les está afectando el recorte. Unas han tenido que mover sus horarios de trabajo, y otras hasta lo han tenido que dejar porque ya no podían recoger a sus hijos”, explica.

Portando doble cubrebocas y con el cabello recogido en una cola de caballo, Verónica agrega también que antes de la pandemia, eran los propios padres de familia quienes hacían posible que las niñas y los niños tuvieran una comida completa y balanceada todos los días.

Refiere que cada papá o mamá aportaba lo que podían mensualmente y las comidas tenían un costo de 25 pesos diarios. Con el dinero recaudado, acudían a hacer la compra de carnes, verduras, fruta y todo lo necesario para alimentar a los alumnos de este jardín de niños.

“Contribuían con lo que podían cada mes, y con el dinero que juntábamos se adquirían los alimentos”, dice.

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