Señor Director:

Me llamaron la atención los artículos publicados en las páginas de su periódico los días 25 de enero y 15 de febrero que contienen reflexiones del señor Salvador García Soto sobre el tema del caso del exdirector de Pemex, señor Emilio Lozoya Austin, que enfrenta una serie de acusaciones presentadas por la Fiscalía General de la República.

Lo que sorprende son especulaciones absolutamente infundadas y arbitrarias que hace el autor sobre una especie de “huella rusa” en el caso de Lozoya. La inconsistencia de esas ya está corroborada: como se sabe, Emilio Lozoya últimamente residía en España (donde también fue detenido) y de ninguna forma en San Petersburgo como afirmaba el 25 de enero el señor García Soto citando algunas fuentes indefinidas en los servicios de seguridad mexicanos (ora alguien trabaja mal, ora –y es más probable– el señor García Soto simplemente lo inventó todo). A pesar de los hechos reales, la imaginación del periodista sigue funcionando activamente, pues está deliberando sobre supuestos lazos del exdirector de Pemex con los dirigentes de la empresa rusa Gazprom, el ministerio de Industria y Comercio de la Federación de Rusia y con alguna enigmática “mafia rusa”. Otra vez, no se presentan ningunos hechos, nada concreto, solo suposiciones y alusiones.

Creo que es al menos extraño que este tipo de fake news tan evidentes se divulguen en las páginas de un diario tan prestigioso y sólido como EL UNIVERSAL.

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