La aplanadora electoral que entronizó a 13 presidentes de la República, que soltó la primera gubernatura tras 60 años de hegemonía y que hasta casi una década después perdió el control del Congreso, hoy vive en la sombra de lo que significó su poderío.

El Instituto Nacional Electoral (INE), en los resultados de los comicios de 2018, indica que el PRI obtuvo 16.4% de la votación y sólo 12 gubernaturas de 32 que tuvo hasta 1989.

También logró 850 municipios de 2 mil 454 que tuvo hasta 1947, cuando perdió el primero, en Quiroga, Michoacán. Esa jornada dejó al PRI el liderazgo de sólo nueve congresos estatales.

En la primera parte de los años 90, antes de que empezara el desmoronamiento de su hegemonía, el tricolor tuvo 300 curules de un pleno de 500 en San Lázaro. En el Senado ocupó 95 escaños de 128, y el expresidente Ernesto Zedillo ganó con 17 millones 181 mil 651 votos.

En 2000, cuando pierde la Presidencia de la República por primera vez en 71 años, los priistas fueron factor decisivo en la concreción de consensos parlamentarios con su fuerza de 208 votos en San Lázaro y 51 en la sede senatorial en Xicoténcatl.

La tendencia al declive prosiguió en 2006 en el Congreso de la Unión, con un PRI que ocupó otra vez el tercer lugar.

Sumó 103 curules en la Cámara Baja y registró una posición en segundo lugar, con 33 escaños en el Senado, en un Legislativo más plural. Entonces, Roberto Madrazo Pintado se ubicó en tercer lugar en los comicios presidenciales, con 9 millones 301 mil 441 votos.

En 2012, los priistas volvieron a los primeros lugares de los resultados electorales cuando con Enrique Peña Nieto alcanzaron la Presidencia, en la que, a diferencia del PAN, que ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo federal en dos ocasiones, sólo retuvo el cargo en ese sexenio. El mexiquense sumó 19 millones 158 mil 592 votos.

La fuerza del PRI en la Cámara de Diputados obtuvo 212 curules, y en el Senado, 52 escaños, votos que fueron la base para un novedoso mecanismo de concertación de consensos en lo que se llamó Pacto por México, al que se sumaron el PAN y PRD.

En la elección intermedia de 2015, para integrar la 63 Legislatura en la Cámara de Diputados y la elección de 12 gobernadores, disminuyó a 197 curules la bancada priista, y en el mapa político perdió siete posiciones.

Esos resultados precipitaron la renuncia del entonces presidente del tricolor, Manlio Fabio Beltrones Rivera.

A ello siguió 2018, cuando José Antonio Meade recibió 7 millones 677 mil 180 votos.

El partido aplanadora era ya un relato de museo.

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