Hace 15 años que trabaja en y aunque era personal transitorio, nunca le habían fallado en el pago de su sueldo; sin embargo, tras la pandemia su suerte cambió.

Desde junio de 2020, la joven, que además está por convertirse en madre por segunda ocasión, no recibe su pago. Según sus estimaciones, le deben alrededor de 100 mil pesos; además, no tiene certidumbre acerca de si podrá usar los servicios médicos de Petróleos Mexicanos.

“No recibo pago de los contratos trabajados desde junio del año pasado. Cuando comenzó la pandemia los transitorios empezamos a trabajar bajo la consigna de que el pago estaría atrasado, ya que los administrativos estaban en resguardo. Aceptamos trabajar bajo esas circunstancias pensando en que, precisamente por la pandemia, los procesos administrativos se verían afectados, pero desde diciembre me han dicho que en 15 días se arreglarán las cosas y no pasa nada”, expone.

La mujer, que vive con su madre pensionada de Pemex, afirma que su situación económica es precaria debido a que ya se acabó los ahorros con los que contaba y ahora se ha convertido en deudora, pues tuvo que solicitar dos préstamos al sindicato.

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“Tenía un colchón, pero ya se acabó. Entre el desempleo y mi embarazo no sé qué hacer porque no es fácil encontrar trabajo en mi situación. Al manifestarme, me arriesgo, pues debo salir a la calle y en cualquier momento puedo contraer Ahora debo 20 mil pesos”, dice.

El embarazo de Citlali es de alto riesgo, situación por la que tampoco ha podido emprender un negocio en casa o buscar un trabajo.

“Estoy llegando al término de mi embarazo, es de alto riesgo porque tengo 43 años y no tengo dinero, mi situación es cada vez más precaria, vivo con mi mamá y no puedo apoyar con los gastos, no he podido comprar cosas indispensables para el bebé. Antes no tenía deudas, ahora en cuanto me paguen ya ni podré contar con ese dinero”, lamenta.

A pesar de su condición médica, Citlali ha protestado frente a las oficinas de Pemex, en Marina Nacional. Sus exigencias son que se le paguen los contratos de junio de 2020 a la fecha, que tenga acceso al servicio médico y un contrato que la ampare para el pago de su incapacidad.

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“Me dio en la torre la pandemia. Antes tenía una estabilidad económica buena, me sostenía, mi hijo acudía a varias actividades extracurriculares, apoyaba a mi mamá y no me sentía ahogada, ahora de verdad que hay días en los que no sé qué haré de comer, cuento y cuento los pesos”.

Ayer, por parte de Pemex le informaron que le pagarían uno de los seis contratos, pero la mujer se llevó una sorpresa cuando al revisar el recibo constató que le descontaron todo para pagar los préstamos que solicitó.

“Como no me pagaban saqué préstamos en diciembre y enero, se supone que era sin intereses, pero me cobraron casi 2 mil pesos de intereses. Me dicen que ya habían emitido mi recibo de pago y veo que me descontaron 40 mil pesos, por uno de los préstamos. Si es el de 20 mil, no entiendo por qué se duplicó la deuda”, asegura.

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Para Citlali lo más lamentable es no poder comprar productos para su bebé y tener que cambiar el estilo de vida que le había dado a su hijo.

“Lo que más duele es que no tengo estabilidad para ofrecerle todo a mi bebé que está en camino y que mi hijo ha tenido que cambiar el estilo de vida al que estaba acostumbrado”, finalizó.