Sólo en dos ocasiones, desde que la pandemia comenzó en marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado de emitir sus ya tradicionales mensajes sabatinos vía videos en redes sociales . La primera vez fue el 20 de junio, hace casi un mes, cuando casualmente los funcionarios de su gobierno se coordinaron y al unísono enviaron muestras de apoyo en Twitter a la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval , cuyas propiedades (junto con las de su esposo) habían sido exhibidas por el periodista Carlos Loret de Mola .

En aquella ocasión nos preguntamos, en este mismo espacio, si el silencio se debía a que no quería opacar los apapachos hacia su colaboradora. Hasta hoy a mediodía el equipo del Presidente no había esgrimido algún motivo por el cual el mandatario hizo un segundo silencio ayer; sin embargo, bastaría con hacer un breve recuento de los temas que insistentemente se le han preguntado a su gobierno en este fin de semana y sigue sin responder: el estatus jurídico de Emilio Lozoya , quien --todo indica— es testigo protegido y, por lo tanto, no lo veremos pronto en la cárcel; y la supuesta renuncia de su secretario de Comunicaciones y Transportes , Javier Jiménez Espriú, al parecer inconforme con la militarización de las aduanas del país .

A este silencio inusual en él hay que añadir el de la Fiscalía General de la República y el de su titular, Alejandro Gertz Manero , que nada han dicho sobre las razones por las que armaron un montaje para simular que Lozoya iba a la cárcel cuando, en realidad, se quedó en una plácida habitación de un hospital privado .

Con un gobierno tan vocal como el de la 4T , los silencios significan mucho.

grg

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