El presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), , lamentó que el presidente Andrés Manuel López Obrador ponga en riesgo su legado democrático al evidenciar que tiene una corcholata favorita en la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el también coordinador del grupo parlamentario de Morena en el Senado calificó como una “infamia” los ataques que asegura haber recibido por parte del gobierno capitalino, originados por la sucesión presidencial anticipada que vive el país.

Señaló que el Presidente adelantó el proceso de 2024 y eso ha generado polarización y que se desborden las pasiones.

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En este marco, alertó que las descalificaciones entre compañeros de partido pueden provocar la derrota electoral del movimiento de la 4T en 2024.

En charla con este diario, Ricardo Monreal también habla de la oposición que tiene dentro de su bancada, los llamados senadores “radicales”, que están inconformes con varias de sus decisiones y con su liderazgo, aunque no lo expresen abiertamente.

¿La polarización dentro de su bancada tiene que ver con el proceso de sucesión presidencial?

—La sucesión anticipada, el que haya sido el Presidente quien anunciara a los precandidatos, ha generado una serie de movimientos por la candidatura que se avecina y esto sin duda distrae recursos públicos, distrae tiempo de los funcionarios y genera retrasos en la atención a los principales problemas del país.

Desde mi punto de vista no fue correcto el anuncio de la sucesión anticipada porque ahora en el campo empiezan a presentarse grupos de uno y otro simpatizantes y empiezan a polarizarse. No estoy tranquilo ni optimista en que siga esta fricción de ataques en las redes, de descalificaciones entre compañeros como si fuéramos ya adversarios de otros partidos. Creo que es desafortunado usar recursos públicos o hasta privados contra los compañeros que queremos participar con limpieza en el proceso de renovación y sucesión presidencial.

¿Coincide con lo que muchos piensan en el sentido de que Claudia Sheinbaum es la corcholata favorita del presidente López Obrador?

—La narrativa que el Presidente ha hecho desde hace un año y medio o más es esa, que hay una favorita. Me preocupa por el legado del Presidente, que quizás sea el más importante, el legado democrático. ¿Cómo van a poder expresarle a la historia que impusieron, que la vía democrática no se dio, que se canceló el proceso democrático siendo nosotros víctimas en el pasado de imposiciones? ¿Cómo justificar eso ante la historia?

Eso es lo que a mí me preocupa, que no lo merece el Presidente de la República, no merece lo que el partido está haciendo. Mientras el Presidente ensalza y engrandece a unos, a otros nos trata con palabras fuertes.

Usted ha dicho que no se quiere confrontar con el presidente López Obrador, pero ya está confrontado con la jefa de Gobierno por los ataques que ha recibido.

—Porque es muy claro que provienen de ahí y no voy a callar. En ese sentido me parece una infamia que estén usando recursos públicos para atacarme. No creo que sea una buena estrategia, creo que, al contrario, nos vamos a necesitar todos y si sigue el ataque frontal los intereses son difíciles de conciliar después de terminada la guerra.

¿Usted plantearía una tregua entre los aspirantes presidenciales de Morena, especialmente con Sheinbaum?

—No, no planteo ninguna tregua, ella está en su derecho y yo tengo respeto por ella. Es simplemente la estrategia la que yo señalo que nos puede dividir y profundizar las diferencias cuando se llegue a la decisión política de elegir Presidente de la República.

¿Pediría usted que se aplace la guerra en Morena hasta que comience la contienda interna?

—Serían llamadas a misa, serían mensajes enviados al desierto, donde no hay posibilidades de que fructifiquen. No, más bien es analizar, autorreflexión de que al final de cuentas puede ponerse en riesgo el triunfo y la ratificación de nuestro movimiento si continúan los ataques fratricidas internos; destruyen todo, no queda nada para nadie.

La jefa de Gobierno ha dicho que no va a responder ni a caer en provocaciones.

—No, ella no, sus equipos, sus estrategas, por supuesto, ¿ya para qué les digo? Basta ver cualquier estado, pero, vamos a ver, estamos a tiempo de eliminar cualquier circunstancia de esa. Si no se elimina, entonces actuaremos con libertad y en consecuencia.

La reciente plenaria reveló que el grupo de Morena en el Senado está muy dividido, pero los últimos acontecimientos parecieran avizorar una ruptura. ¿Lo ve así?

—No tengo ninguna dificultad en reconocer que hay fisuras provocadas por esta sucesión adelantada, pero la mayoría de los compañeros se mantienen unidos. No tengo tampoco ninguna preocupación en cargos ni presentes ni futuros, sé mi condición, conozco con diáfana claridad los tiempos y los ritmos de la política y conozco el humor social, pero también el humor de la clase política gobernante; entonces, no me distrae ningún tipo de conjeturas, tareas, acciones o estrategias en el interior tendientes a esta zozobra política.

¿Descarta que pudiera surgir un movimiento dentro de su bancada para destituirlo?

—No descarto nada. Todos los días aquí uno tiene que estar trabajando y no descarto absolutamente nada. Siempre he estado listo para cualquier escenario y siempre la adversidad me ha seguido, y hoy no es la excepción, es más, vivo frecuentemente en la adversidad. No sé qué haría si no hubiese luchado siempre con la adversidad, por eso estoy tranquilo.

¿Asume los costos políticos de haberse abstenido en la votación de la reforma a la Guardia Nacional?

—Sí, para mí la abstención era el intermedio entre el voto en contra y el voto en favor. Era una especie de conciliación por mi responsabilidad como coordinador. No voté en contra, voté en abstención y es la abstención una figura jurídica que se permite en el derecho parlamentario.

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