Belfast.— La policía norirlandesa cree que “hubo más de una persona” involucrada en el asesinato a tiros el jueves por la noche de la periodista Lyra McKee durante una serie de disturbios ocurridos en Derry. Así lo indicó ayer en una rueda de prensa en el ayuntamiento de esa ciudad el subinspector de la policía del cuerpo de Irlanda del Norte, Stephen Martin.

“Sin duda, creemos que hubo más de una persona implicada en esto. Obviamente, sólo una persona apretó el gatillo, pero hubo más de una”, afirmó el agente, al admitir que aún es “demasiado pronto” en el transcurso de la investigación para poder confirmar las edades de los sospechosos.

Martin dijo que el ataque, que formó parte de “un complot orquestado”, ha dejado a muchos “con el corazón roto” en Derry y que con ese acto no “se habrá logrado nada más que sumir a una familia en el luto” y condenar a la ciudad de Derry “a los peores titulares” en Viernes Santo, “21 años después de la firma del Acuerdo de Paz”.

El policía aludió a la operación de seguridad que los agentes llevaban a cabo antes del tiroteo en el barrio residencial de Creggan, donde efectuaban redadas en algunas propiedades, a fin de desmantelar una conspiración para atacar a la policía y “prevenir actos violentos inminentes” por parte de disidentes.

Según explicó, los autores de los disparos, presuntamente disidentes del llamado Nuevo IRA, “incitaron” a grupos de jóvenes a provocar los disturbios, en los que se arrojaron 50 cócteles molotov contra coches de la policía y se quemaron dos vehículos de los agentes.

La reportera, de 29 años y natural de Belfast, resultó gravemente herida en la cabeza, después de que un sujeto enmascarado abriera fuego de forma indiscriminada contra efectivos policiales en el área de Creggan, una zona residencial llena de niños y adolescentes. McKee falleció por disparos después de publicar una fotografía en Twitter de los actos de violencia, que describió como “una absoluta locura”.

La periodista estaba escribiendo un libro sobre la desaparición de jóvenes durante las tres décadas de conflicto en Irlanda del Norte que finalizó en buena parte con el acuerdo de 1998.

También había escrito sobre sus dificultades por asumir su homosexualidad en la conservadora provincia británica.

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