Los estadounidenses despertaron ayer con la cruda del y una realidad enfrente: las elecciones de noviembre serán una reedición de las de 2020, con el expresidente Donald Trump buscando la revancha frente al actual mandatario, Joe Biden. Tras las primarias y caucus del Supermartes, Trump suma ya mil 51 delegados, de los mil 215 que necesita para garantizar la nominación como candidato presidencial republicano. Biden tiene ya mil 568 de los mil 968 que necesita para lograr la nominación.

Con la exembajadora ante Naciones Unidas Nikki Haley fuera del escenario, y el presidente demócrata sin rivales, la guerra Trump-Biden ha comenzado. Pero la jornada de este martes deja algunas lecciones:

—Vista la popularidad de Trump, el está a sus pies. Incluso el jefe de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien desde el asalto al Capitolio de 2021 mostró sus fracturas con el magnate, a quien acusó de ser “práctica y moralmente responsable” de lo ocurrido, al haber alentado a la multitud, se rindió.

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Tras los resultados del martes, McConnell dijo que “está bien claro que el expresidente Trump ha ganado el apoyo requerido de los votantes republicanos. Y tendrá mi apoyo como candidato”.

—Que Trump es, como señala Stephen Collison, analista de CNN, el más claro ejemplo de lo que significa el auge, caída y recuperación inédita de un candidato. Tras ganar en 2016 las elecciones, pese a que los encuestas marcaban como favorita a la demócrata Hillary Clinton, Trump vivió sus horas más bajas con el caos que creó al dejar la presidencia, sus teorías de la conspiración sobre fraude, sus intentos por revertir el resultado de los comicios de 2020 y su actitud antes, durante y tras el asalto al Capitolio. Pero el magnate está de regreso y los resultados obtenidos en el actual proceso de primarias y caucus lo demuestran.

—La base electoral más firme de Trump son estadounidenses que creen, en su mayoría, que Biden no ganó las elecciones de 2020, que le hicieron fraude a Trump, y que las acusaciones en contra de éste no son sino una “cacería de brujas”. Están dispuestos, y así lo manifestaron al ser entrevistados tras votar, a elegirlo presidente incluso si se le declara culpable de alguno de los múltiples delitos por los que se le acusa.

Otra parte de sus votantes son republicanos que no creen que Biden haya ganado “a la mala” en 2020, pero no quieren reelecto al demócrata; tampoco les ha ido bien con la forma en que ha manejado la economía, o no están de acuerdo con su manejo del tema migratorio. Son votantes de Trump “por resignación”.

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—Que el margen de acción del republicano para ampliar su base es reducido. Menos, cuando Trump se mantiene igual, o más radical, que cuando lanzó su campaña como outsider en 2016. Antiinmigrante, antiaborto, con una visión poco —o nada— dispuesta al multilateralismo y preocupado siempre primero por él y sus necesidades, incluso por encima de las de los estadounidenses.

Eso significa que votantes más moderados, que creen que Estados Unidos debe seguir jugando el rol de actor principal en el mundo, o que el país no necesita cerrar las puertas a la migración, sino regularla, o que no quieren regresar a la división que orquestó Trump en su administración, no lo ven como opción y difícilmente cambiarán de opinión.

—Del lado de Biden, el Supermartes le permitió sí, mostrar músculo, principalmente porque no tiene rivales reales a vencer. Sin embargo, los votantes dejaron claro que la edad del mandatario —81 años— es un factor en contra.

—Biden sabe que entre los electores de Haley (gente educada, de ciudad, que no compra la teoría de fraude de Trump) puede jalar gente de su lado, siempre y cuando atienda directamente a sus preocupaciones, que pasan por el flujo de migrantes, la necesidad de cambios en la economía. En un escenario con un margen muy estrecho entre los candidatos, esos votos valen oro.

—La guerra de Israel en Gaza está teniendo un impacto en la popularidad del demócrata, sobre todo en estados con mayor proporción de musulmanes, como Michigan y Minnesota. El reclamo es claro: que presione a Israel para un alto el fuego, so pena de no darle sus votos. La ayuda a Ucrania también está en la mira.

— Una última lección del Supermartes. Los estadounidenses están desencantados. Para una parte de ellos, ni Trump ni Biden son los candidatos que deberían estar contendiendo. Votan porque no hay más opción. Pero el clamor es uno: Estados Unidos necesita nuevos líderes.

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