Washington.— Donald Trump no rebaja la tensión aunque la cifra de bombas caseras enviadas a figuras críticas con su presidencia haya aumentado al menos a 10. El presidente de Estados Unidos abandonó de forma definitiva el discurso de unidad e insistió en culpar a los medios de comunicación del clima de odio que se vive en el país.

No hay autocrítica en Trump, la figura política por excelencia que usa la retórica belicista, los insultos y los ataques frontales como estrategia electoral. Para el presidente, “gran parte de la ira que vemos hoy en día en nuestra sociedad está causada por el reporteo impreciso y falso a propósito de los medios de comunicación a los que yo llamo fake news”, tal y como escribió en Twitter.

“Una parte muy grande del enfado que actualmente constatamos en nuestra sociedad es ocasionada por las informaciones intencionalmente falsas e inexactas en los grandes medios. Esto se ha vuelto tan odioso y feo que no se puede describir. Los medios de comunicación deben portarse mejor, rápido”, tuiteó después de que el miércoles apareciera un paquete sospechoso en la sede de la CNN en Nueva York, dirigido al ex director de la CIA John Brennan, y despertara todas las alarmas.

Ayer fueron hallados otros tres paquetes-bomba: dos cuyo destinatario era el ex vicepresidente demócrata Joe Biden y otro dirigido al actor Robert de Niro, conocido crítico de Trump. Con este artefacto, detectado por la policía de Nueva York, suman ya 10 los localizados desde el pasado lunes, cuando se ubicó uno enviado al multimillonario George Soros.

Anoche, la policía de Los Ángeles confirmó que se halló un paquete sospechoso en un edificio donde están agencias federales y la oficina de la senadora Dianne Feinstein.

Pero Trump, en lugar de calmar las aguas, siguió su modus operandi habitual, especialmente valioso a escasos 11 días de las elecciones legislativas. El presidente ha encontrado en la prensa, a quien ha acusado de fake news y de ser “enemigo del pueblo”, el chivo expiatorio para explicar una crisis social que tiene al país partido en dos.

Los críticos de Trump culpan al presidente de incentivar la animadversión. “Deja de culpar a otros y mírate al espejo. Tu retórica inflamatoria, insultos, mentiras y fomento de la violencia física es despreciable”, le respondió el propio Brennan.

La Sociedad Interamericana de Prensa dijo que el envío de los paquetes bomba busca “infundir terror” y llamó a “bajar el tono# a la retórica contra los medios y los políticos de oposición.

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, remarcó que “el presidente no es para nada responsable del envío de paquetes sospechosos a nadie”.

La investigación para descubrir al culpable la encabeza la división antiterrorista del Buró Federal de Investigaciones (FBI). Todo sigue apuntando al motivo político, ya que la lista de posibles víctimas coincide plenamente con los objetivos de los insultos y menosprecios del presidente. “Vamos a identificar y detener a la persona o personas responsables de estos actos”, prometió el jefe de la policía de Nueva York, James O’Neill.

En rueda de prensa, las autoridades dieron alguna información sobre los paquetes: que siempre se consideraron “potencialmente peligrosos” y que no hubo rastro de amenaza biológica. Confirmaron también que algunos de los paquetes fueron distribuidos a través del servicio postal. “Claramente es un acto de terrorismo”, sentenció el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio.Fuentes anónimas filtraron detalles a la prensa, como que la zona de investigación se está centrando en el estado de Florida y que las instrucciones para construir los explosivos fueron probablemente descargadas de internet. Algunos artefactos no estaban preparados para explotar, dijeron otras fuentes, aunque no quedó claro si fue intencional o error de fabricación.

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