Vilna.— Los líderes de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) iniciaron ayer su cumbre con un tema en el centro: la adhesión de Ucrania.

Pero si bien los dirigentes dieron luz verde a varias medidas para promover un mayor acercamiento entre Ucrania y la alianza, evitaron invitar a Kiev a unirse formalmente, lo que provocó críticas del presidente ucraniano Volodimir Zelensky.

En la declaración aprobada en la cumbre —que culmina hoy—, se indica que la OTAN se encontrará “en posición de extender una invitación a Ucrania para unirse a la alianza cuando los aliados lo acuerden y las condiciones se cumplan”.

Cuestionado sobre cuáles son esas condiciones, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, explicó que se refieren a la medida en que Ucrania ha sido capaz de modernizar las instituciones de defensa y seguridad; destacó el fortalecimiento de la gobernanza, incluida la lucha contra la corrupción.

“Estas han sido cuestiones que han sido abordadas en todas las ampliaciones de la OTAN porque queremos buena gobernanza, instituciones de defensa y seguridad modernas, y fuerzas armadas interoperables con la OTAN”, afirmó.

Añadió que las condiciones también se refieren a una segunda dimensión, en relación a la invasión rusa de Ucrania.

En ese sentido, dijo creer que todos los países de la OTAN están de acuerdo en que, mientras siga la guerra, “no es el momento para convertir a Ucrania en miembro pleno de la alianza”.

En cambio, aseguró que la declaración plantea “las herramientas para asegurar que Ucrania se acerca a la membresía” y destacó que por primera vez en un comunicado de una cumbre de la OTAN se incluye el término “invitación” como “parte del lenguaje” para hablar de Ucrania y se retira la exigencia del “plan de acción para la adhesión” (MAP). En otras palabras, se simplifica, como propuso el presidente estadounidense, Joe Biden, el proceso de la futura adhesión ucraniana a la OTAN.

Así, el procedimiento puede pasar de dos pasos a uno. El plan de acción para la adhesión es un programa de la OTAN de asesoramiento, asistencia y apoyo práctico adaptado a las necesidades de los países que desean unirse a la alianza.

Los países que participan en el MAP presentan programas nacionales anuales que cubren aspectos políticos, económicos, de defensa, seguridad o jurídicos. Los aliados dieron luz verde a un nuevo programa plurianual que garantice la interoperatividad de las fuerzas ucranianas con las de la OTAN y aceptaron elevar el nivel de la relación política mediante la creación del Consejo OTAN-Ucrania, un foro de consulta sobre crisis en el que participarán como iguales.

Los acuerdos resultaron insuficientes para el presidente Volodimir Zelensky, quien consideró “absurdo” que la alianza no dé una fecha de invitación para que su país se adhiera. La desilusión es peor porque, a diferencia de Ucrania, Suecia está más cerca de sumarse a la OTAN, después de superar el veto de Turquía y de que Hungría dijera que su visto bueno es una mera “cuestión técnica”.

Para Zelensky, quien habló ante una multitud en Vilna, está claro: “La OTAN dará seguridad a Ucrania; Ucrania fortalecerá a la OTAN”. Fue ovacionado.

Al margen de Ucrania, los mandatarios acordaron destinar al menos 2% de su PIB al gasto militar cada año, así como nuevos planes de defensa que permitan actuar rápido cuando un aliado se vea amenazado.

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