Bruselas.— La trágica muerte de al menos 53 seres humanos en San Antonio, Texas, trajo de vuelta a la memoria de los europeos uno de los incidentes más mortíferos de tráfico humano registrado en suelo comunitario, el del camión frigorífico con decenas de muertos por asfixia en Austria.

El vehículo fue encontrado abandonado el 27 de agosto de 2015 en la autopista A4, cerca del poblado de Parndorf, en la provincia austriaca de Burgenland, a sólo 30 kilómetros de la frontera con Hungría. En su interior viajaban ocultos 71 migrantes y refugiados procedentes de Irak, Siria y Afganistán.

El macabro hallazgo tuvo lugar el mismo día en que en Viena se celebraba una cumbre de líderes europeos convocada para responder al dramático aumento de llegadas de migrantes por la ruta de los Balcanes.

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La descorazonada noticia arrebató el grito de “¡nunca más!”, encontrando eco en la oficina del entonces secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, quien instó al mundo a responder de manera integral al problema migratorio. “Hago un llamado a todos los gobiernos involucrados para que brinden respuestas integrales, amplíen los canales seguros y legales de migración y actúen con humanidad, compasión y de conformidad con sus obligaciones internacionales”, exhortó.

Siete años después del siniestro que estremeció a la comunidad global, la implementación de una política migratoria inspirada en los principios invocados por el diplomático surcoreano sigue siendo asignatura pendiente en la rica Europa, un bloque que ha respondido con la fórmula opuesta.

Desde el éxodo migratorio de 2015, la política migratoria de la Unión Europea (UE) se ha centrado en el reforzamiento de los controles fronterizos y la externalización de la gestión migratoria a través de la cooperación con terceros países, particularmente con Turquía y Libia, que han venido desempeñando el papel de guardianes costeros.

Esta política se ha traducido en detenciones de solicitantes de asilo y migrantes en las fronteras exteriores de la Unión o antes de que lleguen a éstas, los llamados pushbacks.

De acuerdo con organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales, a menudo estas prácticas se han basado en el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades de los Estados miembros de la UE y las agencias que operan en las fronteras exteriores, infringiendo un trato degradante e inhumano de los migrantes.

“Estas prácticas no sólo erosionan los valores de la UE consagrados en sus Tratados, sino que también pueden violar los derechos internacionales y europeos, las leyes humanitarias y de derechos humanos”, detalla una publicación elaborada por Anja Radjenovic, del Servicio de Investigación del Parlamento Europeo.

La estrategia al parecer tuvo impacto en los cruces fronterizos ilegales detectados a lo largo de las fronteras externas de la Unión y durante el periodo 2017-2020 hubo una caída significativa.

Sin embargo, la tendencia a la baja se revirtió en 2021, los cruces fronterizos irregulares aumentaron 60% en comparación con el año previo, sumando un total de 199 mil 900 casos.

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Las rutas que vieron un mayor aumento de la migración irregular fueron la del centro del Mediterráneo, de Libia hacia Italia, y la del este, que abarca una frontera que se extiende a lo largo de 6 mil kilómetros, y que va desde Bielorrusia hasta Turquía.

En total, 3 mil 157 personas fueron reportadas muertas o desaparecidas en 2021 en las tres rutas principales de tránsito clandestino hacia la UE, por encima de los 2 mil 326 casos en 2020.

En septiembre de ese año, el guardián de los tratados de la Unión, la Comisión Europea, presentó un nuevo pacto sobre migración y asilo, en respuesta a la necesidad de garantizar que cada persona tendrá una evaluación individual de su solicitud de estadía; y así evitar la posible violación de sus derechos fundamentales.

En la actualidad, el Parlamento Europeo está trabajando con la presidencia semestral checa y la Comisión Europea en una hoja de ruta para materializar todas las propuestas de un mecanismo que es publicitado por Bruselas como “un nuevo comienzo en política de migración”.

El objetivo es llegar a un acuerdo sobre la implementación de toda la carpeta de propuestas, entre las que destaca la flexibilización de la reubicación de personas recién llegadas, procedimientos agilizados de asilo y la mejora de la base de datos Eurodac, antes de que concluya la Legislatura. Las próximas elecciones al Parlamento Europeo están programadas para 2024.

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