Terry Strada es la presidenta nacional de , organización que exige conocer toda la información que los servicios de inteligencia de los EU tienen sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. Su marido, Tom, murió en la Torre Norte, cuatro días después del nacimiento de su tercer hijo. En comunicación con por correo electrónico (editada por cuestión de extensión), Strada rememora ese día y la necesidad de saber la verdad para sanar las cicatrices de esa tragedia.

¿Qué recuerda de ese día?

—El 11 de septiembre vi horrorizada el ataque violento a nuestro país. Fui testigo en vivo por televisión de como un humo negro y tóxico salía de la Torre Norte (de las Torres Gemelas). Hablé con mi marido, Tom, y escuché de primera mano el miedo y el pánico que él y mis queridos amigos estaban experimentando en el infierno que les estaba engullendo. Vi cómo se desplomaba la Torre Norte sabiendo que la vida del padre de mis tres hijos, de mi marido, se estaba apagando ante mis ojos. […] Perdí más de una docena de amigos.

¿Cómo describiría lo que siente cada año cuando se acerca el 11 de septiembre?

Tras dos décadas, ¿siente que sus recuerdos se van desvaneciendo, o todavía siguen igual de vívidos?

—No pasa un día que no piense en el 11 de septiembre. Todavía puedo dibujar vívidamente los eventos que pasaron ese día y los días posteriores. Son estos recuerdos dolorosos los que alimentan mi impulso por la transparencia y la justicia para la comunidad 9/11 (11-S) y el pueblo estadounidense. Cada día que pasa sin respuestas del gobierno, recordamos el dolor de que hayan optado por priorizar su relación con un gobierno extranjero sobre sus propios ciudadanos. Cada año que los políticos afirman “No olvidamos nunca” sin darnos respuestas sobre los responsables de la muerte de nuestros seres queridos, nuestras heridas se hacen más profundas, y no podemos sanar.

Unos meses más tarde empezó su cruzada para saber más del ataque. ¿Ha valido la pena?

—Totalmente. Sin esa rendición de cuentas pública completa, que se debe desde hace tanto tiempo, no podemos sanar, ni como familiares y supervivientes ni como ciudadanos. Nuestra causa es mucho mayor: se trata de la seguridad, la protección y el futuro de todos los estadounidenses que merecen saber la verdad para que este mal no vuelva a ocurrir más.

Tres presidentes han bloqueado la divulgación de información clasificada sobre los ataques. El presidente Joe Biden ha dicho que tiene intención de revelarla. ¿Le cree?

¿La liberación de los documentos sería el cierre que le falta para curar?

— Siempre quedará una cicatriz en mi corazón y en mi vida por el asesinato de mi esposo. Si bien no puedo olvidar y nunca olvidaré el horrible ataque terrorista que se cobró su vida y la de casi 3 mil personas, la desclasificación de todos los documentos nos ayudará en la mayor medida posible a sanar. Lograr justicia y responsabilizar al Reino de Arabia Saudita por su papel en brindar apoyo a los secuestradores del 11 de septiembre va más allá de mi búsqueda personal de cierre y curación. Sin esa completa rendición de cuentas no podemos protegernos de futuros ataques terroristas.

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