2011 fue llamado como el año de la Primavera Árabe, por la ola de protestas que comenzaron en realidad en 2010 y que llevaron a la caída de gobiernos de Túnez a Egipto. 2019 sería conocido como el “año de las protestas”, que se extendieron de México a Bolivia, pasando por Praga, Argelia y más. En el año que termina, fueron los nativos digitales, la conocida como Generación Z, la que tomó las calles, de Nepal a nuestro país, con reclamos diversos, pero dos cosas en común: la frustración con gobiernos distantes de sus preocupaciones, y el uso de las redes sociales como altavoz.

Se conoce como Generación Z a los jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, una generación totalmente digital y que ve un futuro poco esperanzador.

El denominador común de esta generación es la frustración por la mala gobernanza, la falta de oportunidades y la desigualdad rampante, explicó en declaraciones a CBC News Michelle Chen, profesora adjunta de comunicaciones en la Universidad Brock de St. Catharines, Ontario, que estudia el impacto de las tecnologías de las redes sociales en los movimientos sociales.

“La generación Z está llegando a la mayoría de edad y graduándose en un mundo con inestabilidad política, mayor polarización, creciente desigualdad económica y un mercado laboral más débil. El futuro puede parecer sombrío y sin esperanza”, señaló.

Es, también una generación que encontró en las plataformas sociales el medio para externar y extender sus preocupaciones. Y el modo de convocar a protestas masivas para decir: “Basta”.

A decir de Bart Cammaerts, profesor de política y comunicación en la London School of Economics, los jóvenes de la generación Z se sienten, más allá de sus diferencias y particularidades, “estafados”. Consideran que sus intereses “no están representados ni se tienen en cuenta”, dijo a CNN.

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El fuego y el humo se elevan en el palacio Singha Durbar, que alberga los edificios gubernamentales y parlamentarios, después de que manifestantes irrumpieran en las instalaciones durante las violentas manifestaciones en Katmandú, Nepal, el martes 9 de septiembre de 2025. Foto: EFE
El fuego y el humo se elevan en el palacio Singha Durbar, que alberga los edificios gubernamentales y parlamentarios, después de que manifestantes irrumpieran en las instalaciones durante las violentas manifestaciones en Katmandú, Nepal, el martes 9 de septiembre de 2025. Foto: EFE

Esta generación, agregó, se siente escéptica respecto de la democracia representativa liberal, porque no ha arrojado los resultados que prometió, ni ven posibilidades de que mejore sus vidas, aunque, aclaró, sigue valorando los principios democráticos y la toma de decisiones democrática.

Las razones por las que se han manifestado varían de un país a otro. Pero han provocado caídas de gobiernos y una dura represión, en algunos casos.

La bandera pirata del manga One Piece se convirtió en el símbolo de la lucha de esta generación, y ha sido enarbolada de África a Asia, pasando por Latinoamérica.

Una de las protestas más representativas de este año, y que se convirtió para muchos jóvenes en inspiración, fue la de Nepal, donde los jóvenes salieron a protestar, en principio, contra la prohibición, por parte del gobierno, de los medios sociales. Sin embargo, pronto la protesta se transformó en una contra la corrupción del gobierno y el estancamiento económico.

Los manifestantes incendiaron edificios de gobierno y provocaron la dimisión del primer ministro, Khadga Prasad Oli. En su lugar, con apoyo de la generación Z, ascendió como premier interina Sushila Karki, primera mujer en asumir el cargo.

En Kenia, las protestas que comenzaron en junio de 2024 contra el Proyecto de Ley de Finanzas, que finalmente no vio la luz, se extendieron este año, pero han sido reprimidas, con al menos 128 muertos, miles de detenidos y casi un centenar de desaparecidos, según han denunciado organizaciones como Amnistía Internacional.

En Madagascar, las protestas de la Generación Z derivaron en el derrocamiento, con apoyo del ejército, del presidente Andry Rajoelina.

En Latinoamérica, las protestas de la Generación Z contra la inseguridad política y una clase política lejana a las inquietudes de la población forzaron al Congreso a destituir a la presidenta Dina Boluarte, dejando en su lugar, como presidente interino, a José Jerí. Sin embargo, las protestas se mantienen, debido a una violencia en el país que no para.

En Paraguay, el lema de los jóvenes manifestantes que han tomado las calles es: “Somos el 99.9%. No queremos corrupción”, en uno de los países considerados como más corruptos de la región, de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción 2024 de la organización Transparencia Internacional.

México no ha estado exento de las protestas de la Generación Z, que tuvieron su clímax en la manifestación del 15 de noviembre. Sin embargo, el gobierno acusó a los partidos de oposición de estar detrás de las protestas, y los propios jóvenes advirtieron contra el intento de politizar su movimiento.

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Manifestantes celebran en la cima del palacio Singha Durbar, sede del Parlamento y oficinas del gobierno de Nepal, después de que fuera incendiado durante una protesta contra la prohibición de las redes sociales y la corrupción en Katmandú, Nepal, el 9 de septiembre de 2025. Foto: AP
Manifestantes celebran en la cima del palacio Singha Durbar, sede del Parlamento y oficinas del gobierno de Nepal, después de que fuera incendiado durante una protesta contra la prohibición de las redes sociales y la corrupción en Katmandú, Nepal, el 9 de septiembre de 2025. Foto: AP

¿Hacia dónde van las protestas?

Shana MacDonald, titular de la cátedra O'Donovan de Comunicación en la Universidad de Waterloo, y que investiga los medios sociales y digitales, dijo a CBC que es posible que las protestas que se han vivido este 2025 en el mundo sean sólo el principio.

La facilidad con la que pueden amplificar sus quejas, crear comunidad en plataformas digitales como TikTok o Disord les ayuda.

Estos jóvenes, además, están creando un nuevo lenguaje para defenderse de cualquier intento de represión. “Los movimientos de la generación Z están empleando una amplia gama de estrategias para salvaguardar la libertad de expresión en las redes sociales. Una de las más interesantes es el uso de AlgoSpeak, palabras, ortografía o emojis no estándar que se utilizan para desafiar o evadir la moderación algorítmica injusta en plataformas como TikTok. Por ejemplo, los activistas pueden utilizar «@b0rt!0n» en lugar de aborto, clock app en lugar de TikTok o emojis de sandía para referirse a Palestina. Están surgiendo formas paralelas de lenguaje codificado en múltiples idiomas y contextos culturales”, explicó Daniela Rincón, responsable de políticas de Democracy Reportin International (DRI), en la red Forus.

Cammaerts coincide en que las protestas de la Generación Z llegaron para quedarse, ante el ascenso del autoritarismo y el incremento de las desigualdades que están dejando a los jóvenes frustrados y sin las oportunidades que sus padres o abuelos tuvieron.

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Manifestantes corean consignas durante una protesta contra la corrupción y la prohibición de las redes sociales en Katmandú, Nepal, el martes 9 de septiembre de 2025. Foto: AP
Manifestantes corean consignas durante una protesta contra la corrupción y la prohibición de las redes sociales en Katmandú, Nepal, el martes 9 de septiembre de 2025. Foto: AP

Sin embargo, si bien todo indica que las protestas continuarán, otra cosa es que tengan éxito. En Madagascar, por ejemplo, se han encendido las alertas ante el poder que adquirió el ejército tras la caída del gobierno, y la posibilidad de que hayan aprovechado el enojo juvenil para perpetrar un golpe y mantenerse al mando.

En declaraciones a The New York Times, Steven Feldestein, experto del Carnegie Endowment for International Peace en el papel de la tecnología en los movimientos sociales, lo puso de este modo: los jóvenes, dijo, han mostrado ser muy exitosos a la hora de usar las redes sociales y movilizarse. Pero eso, advirtió, es apenas la primera fase. En lo que han tenido menos éxito, indicó, es en crear “una estructura política estable a largo plazo” que les permita, ahora sí, poner sus demandas en el centro de la política, y que los gobiernos, sí o sí, les cumplan. De ello dependerá si terminan siendo un movimiento pasajero, o marcan un cambio de era.

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