Carbis Bay.— Los más grandes del planeta dieron a conocer ayer un plan de infraestructura para que el mundo en desarrollo compita con las iniciativas globales de China, pero buscaban un consenso sobre cómo criticar enérgicamente a Beijing por los abusos a los derechos humanos. Además, acordaron cesar las ayudas públicas directas a centrales térmicas contaminantes.

También abordaron la creación de un mecanismo global de defensa ante futuras pandemias que permita la detección temprana de patógenos peligrosos y el desarrollo acelerado de tratamientos y vacunas.

Aunque acordaron trabajar para competir contra China, hubo menos unidad en cuanto a la posición pública contradictoria que debería tomar el grupo.

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Los funcionarios de la Casa Blanca dijeron el sábado por la noche que creían que China, de alguna forma, podría ser criticada por “políticas ajenas al mercado y abusos a los derechos humanos”.

Mientras, los dirigentes del G7 acordaron lanzar la iniciativa Build back better for the world (Reconstruir mejor para el mundo) para “responder a las necesidades tremendas de infraestructuras en los países de ingresos medios y bajos”, informó la Casa Blanca en un comunicado.

En concreto, el plan irá dirigido a naciones de Latinoamérica, el Caribe, África y también el Indopacífico. La estrategia quiere ser una alternativa al proyecto chino One Belt, One Road (Una ruta, un cinturón), que pretende revitalizar la conocida como Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones para mejorar la conectividad entre Asia y Europa. El plan de reconstrucción exige gastar cientos de miles de millones de dólares en colaboración con el sector privado mientras se adhiere a los estándares climáticos y las prácticas laborales.

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Cesar apoyo a las centrales térmicas

Los líderes del G7 llegaron a un acuerdo para poner fin a las ayudas gubernamentales directas a las centrales térmicas que no hayan adoptado medidas anticontaminantes. Así lo anunció la Casa Blanca en un comunicado, en el que subrayó que los dirigentes de las democracias más industrializadas del mundo se han puesto de acuerdo para adoptar medidas concretas que aceleren la transición a fuentes de energía limpias.

Con este fin, los países del G7 se han comprometido a proporcionar 2 mil millones de dólares para apoyar el trabajo de los llamados Fondos de Inversión del Clima, que ayudan a países en desarrollo en su transición a la energía limpia, a través de la concesión de fondos para adquirir tecnología, capacitación e infraestructuras.

En su primera cumbre como presidente, el mandatario estadounidense Joe Biden se propuso forjarse uno a uno con los líderes, pasando del presidente francés Emmanuel Macron a la canciller alemana Angela Merkel y al primer ministro italiano Mario Draghi, un día después de reunirse con el primer ministro británico Boris Johnson, anfitrión de la reunión.

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Macron le expuso a Biden que se necesitaba colaboración en una variedad de temas y le dijo al mandatario que “es genial tener un presidente estadounidense como parte del club y muy dispuesto a cooperar”.

Merkel restó importancia a las diferencias entre China y el gasoducto Nord Stream 2 que transportaría gas natural desde Rusia a Alemania, sin pasar por Ucrania. Funcionarios de la Casa Blanca han dicho que Biden quiere que los líderes del G7 (EU, Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Japón e Italia) hablen con una sola voz contra las prácticas de trabajo forzoso dirigidas a los musulmanes uigures de China y otras minorías étnicas. Biden espera que la denuncia sea parte de una declaración conjunta que se dará a conocer el domingo, cuando finalice la cumbre, pero algunos aliados europeos son reacios a separarse tan enérgicamente de Beijing.

China rechaza las acusaciones de que está cometiendo delitos. Johnson también dio la bienvenida a los líderes de las “naciones invitadas” Corea del Sur, Australia y Sudáfrica, así como al jefe de las Naciones Unidas. India también fue invitada, pero su delegación no asistirá en persona debido al severo brote de coronavirus en el país. Biden finaliza el viaje el miércoles reuniéndose en Ginebra con Vladimir Putin, de Rusia. La Casa Blanca anunció que no celebrarán una conferencia de prensa conjunta después. Sólo Biden se dirigirá a los medios.