Wilmington, Delaware.— El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, declaró ayer que confía en poder devolver a su país al lugar de respeto que tenía en la escena internacional.

“Me siento confiado en que vamos a poder colocar a Estados Unidos nuevamente en el lugar de respeto que tenía antes”, afirmó el demócrata en una rueda de prensa en Wilmington.

En este sentido, describió como “obsequiosa y enérgica” la bienvenida que recibió de los aliados tradicionales de Estados Unidos. “Antes que nada, les estoy dejando saber que Estados Unidos ha vuelto. Vamos a meternos de nuevo en el juego. Ya no es Estados Unidos solo”, dijo, haciendo alusión al aislacionismo del presidente Donald Trump.

Biden conversó con seis líderes mundiales sobre el resultado electoral, entre los que destacan la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, Emmanuel Macron; el primer ministro británico, Boris Johnson, y su homólogo irlandés, Micheál Martin. Además, recibió una llamada de felicitación del presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

El mandatario electo aprovechó para hablar de la negativa de su rival Trump a reconocer su derrota en los comicios del pasado 3 de noviembre, a la que calificó de vergonzosa.

“Creo que es vergonzoso, francamente”, respondió a pregunta expresa. “¿Cómo puedo decir esto con tacto? Creo que no ayudará al legado del presidente”, explicó Biden a periodistas desde su feudo en Wilmington, Delaware. Lo anterior, luego de que el fiscal de Estados Unidos, William Barr, anunciara el lunes que el Departamento de Justicia iniciará una investigación en caso de que haya “acusaciones específicas” de fraude electoral.

Por la noche, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, mostró en la cadena Fox News lo que dijo eran 234 páginas de declaraciones juradas sobre supuesto fraude en un condado.

“El hecho de que no estén dispuestos a admitir que ganamos a esta altura no tiene mayor consecuencia en nuestra planificación”, aseguró Biden.

Pero la tiene. De entrada, como Trump no reconoce los resultados de las elecciones, su gobierno no está cooperando con el equipo de Biden para garantizar que todo esté listo para la toma de posesión de éste, en enero. El entorno de Biden admitió que le preocupa que la Administración de Servicios Generales (GSA) no haya certificado aún la victoria del exvicepresidente, porque eso impide a su equipo acceder a recursos y a las agencias gubernamentales para preparar la transición, incluyendo reportes de inteligencia.

Su campaña se plantea incluso demandar a la GSA para desbloquear el proceso, según varios medios, pero Biden trató de minimizar el tema y aseguró a los periodistas que su equipo tiene los recursos suficientes para desarrollar los planes sin conseguir esa certificación. “Vamos a hacer exactamente lo mismo que estaríamos haciendo si él [Trump] hubiera reconocido” la derrota, afirmó el exvicepresidente.

Biden nombró ya un equipo de transición que incluye nombres de 500 expertos en distintos aspectos del gobierno que le ayudarán —a él y a quienes elija para formar su gabinete— a prepararse para empezar a gobernar en enero. Entre ellos, como voluntaria, destaca la exembajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, para temas del Departamento de Estado.

Pero una muestra de lo difícil que será la dio justo el secretario de Estado, Mike Pompeo, quien prometió garantizar una “transición tranquila hacia un segundo gobierno de Trump”. Y advirtió: “Vamos a contar todos los votos”.

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