Londres.— El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, envió a la Unión Europea (UE) una carta en la que se solicita una prórroga del Brexit más allá del 31 de octubre, pero sin firmarla, según indicaron los medios.

En esa misiva se puntualiza que se trata de una carta del Parlamento y va acompañada por una segunda en la que manifiesta que él, como primer ministro, no pide un retraso de la salida de la UE.

“La petición de aplazamiento acaba de llegar. Ahora empezaré a consultar a los líderes de la UE sobre la manera de actuar”, escribió el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en su Twitter.

Johnson detalló en el texto: “Lo he dejado claro desde que me convertí en primer ministro y lo he dejado claro nuevamente al Parlamento; desde mi punto de vista y desde la posición del gobierno, una prórroga dañaría los intereses de Reino Unido y de los socios de la Unión Europea, y las relaciones entre nosotros”, indicó The Guardian.

“El gobierno seguirá adelante con la ratificación e introducirá lo necesario en la legislación a principios de la próxima semana. Sigo convencido de que completaremos el proceso el 31 de octubre”, especificó el premier.

Cuando faltan 12 días para la salida británica de la UE, los diputados agravaron la confusión al aprobar una enmienda por la cual el pacto al que había llegado el premier no será adoptado hasta que se haya aprobado la legislación necesaria para implementarlo. Esto obligó al gobierno a pedir una nueva prórroga del Brexit.

Para ser efectivo, un tercer aplazamiento tiene que ser aprobado por los otros 27 países del bloque y para ello exigirán una justificación. Londres tiene que informar “lo más rápido posible” de cómo proceder, reaccionó la Comisión Europea. “Una prórroga sólo puede ser decidida por unanimidad”, recordó Irlanda. El presidente francés, Emmanuel Macron, telefoneó al primer ministro británico.

La enmienda que pospuso la que debía ser una votación histórica fue introducida por el diputado independiente Oliver Letwin, quien afirma respaldar el acuerdo alcanzado el jueves in extremis entre Londres y Bruselas, pero buscaba evitar una maniobra de los más recalcitrantes eurófobos. Temía, dijo, que los diputados votaran a favor del acuerdo el sábado y contra la legislación en los siguientes días, empujando al país, de hecho, a un catastrófico Brexit sin acuerdo.

Johnson anunció que “la próxima semana el gobierno introducirá la legislación necesaria”. Si esta fuera aprobada a tiempo, el país podría abandonar el bloque el día 31. Mientras los diputados prolongaban el caos y la división de los últimos meses, decenas de miles de personas se manifestaron en el centro de Londres para reclamar un segundo referéndum que saque al país de la crisis en que lo sumió la consulta de 2016, cuando el Brexit se impuso por 52% de votos.

“Creo que sabemos mucho más hoy que en el momento de aquel referéndum”, aseveró Suzanne O’Hallorin, de 64 años. El primer ministro sigue, sin embargo, sin tener el éxito asegurado, porque su legislación podría ser rechazada la próxima semana. Especialmente dada la oposición del pequeño partido norirlandés DUP, aliado clave de la administración .

El nuevo texto retoma lo negociado por Theresa May, pero modifica su punto más conflictivo: cómo evitar una frontera física entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

El acuerdo actual prevé una compleja solución técnica que choca con la férrea oposición del DUP a que su territorio tenga un trato diferente del resto del país.

Opuestos a cualquier tipo de Brexit, también votarán contra el gobierno los nacionalistas escoceses del SNP y los centristas del Partido Liberal-demócrata. Los diputados del Partido Laborista, principal fuerza de oposición, recibieron la consigna de rechazar el texto. Si el acuerdo acaba siendo rechazado, el país se hundirá más en el caos y arrastrará con él a una UE hastiada por un tema que ya ha dado por cerrado dos veces.

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