Bruselas.— Sólo entendiendo su comportamiento cruel, corporativo y predatorio, la autoridad mexicana podrá hacerle frente a los de la droga, dice el investigador holandés Teun Voeten.

Asegura que el enfoque actual de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador sólo está provocando que el narco siga acumulando poder y el país se dirija a imponer este 2021 un nuevo récord de muertes por violencia criminal.

“México libra una guerra híbrida, por lo que requiere de una respuesta híbrida, es decir, debe haber el elemento de represión, prevención y reparación. Ofrecer abrazos y no balazos no sirve de nada”, recalca.

En entrevista con realizada en el Residence Palace, edificio ubicado en el corazón del barrio europeo, habla de su reciente investigación realizada en Michoacán y Sinaloa, así como de su libro titulado Mexican Drug Violence: Hybrid Warfare, Predatory Capitalism and the Logic of Cruelty. (La Violencia de las Drogas en México: Guerra Híbrida, Capitalismo Depredador y la Lógica de la Crueldad).

La publicación es una reflexión a partir de 10 años de investigación sobre el narco mexicano y tres décadas como fotógrafo de conflictos armados, como Siria, Libia, Sudán y Afganistán.

Para Voeten, los cárteles de la droga son empresas predatorias dedicadas a la comercialización de productos ilícitos, empleando la violencia de ser necesario para abrir nuevos mercados.

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Al igual que las firmas tradicionales, recurren a políticas corporativas de responsabilidad social como mecanismo para ganar simpatía, apoyo y protección de las comunidades bajo su control.

Cuentan además con sistemas de franquicia y propaganda para expandir sus mercados y proyectar poder, siendo Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación los más efectivos en la materia.

“Hay mucha similitud entre los cárteles mexicanos y el Estado Islámico [EI o ISIS], aunque en producción de video propagandístico el ISIS es más sofisticado. Detrás de sus videos en YouTube hay conocimiento cinematográfico más profundo, hay expertos en comunicación procedentes de Londres. Los videos mexicanos son muy básicos”.

Igualmente hay similitud entre la violencia en México y la perpetuada por las milicias en Ruanda y Sierra Leona. Afirma que detrás hay una misma lógica: la deshumanización del enemigo, el sentimiento de supervivencia de los niños y jóvenes reclutados como soldados y la facilidad para evadir la barrera sicológica que impide aprender a matar.

El egresado de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Leiden y conocedor del comportamiento de los sindicatos criminales en Holanda y Bélgica, precisa que en México hay actualmente siete guerras.

La que libran autoridades y cárteles de la droga; la que enfrentan las diversas organizaciones criminales; la guerra en el interior de los mismos clanes por el control; la que confronta a policías federales, estatales y municipales; la que hay entre la sociedad civil y las bandas delictivas; la de autoridades contra escuadrones de la muerte como parte de una estrategia de limpieza social, y la que encara la población con integrantes de bandas desorganizadas.

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Respecto a la proliferación de laboratorios clandestinos para la producción de metanfetamina de cristal en territorio belga y holandés con presencia mexicana, asegura que a la fecha “sigue siendo un gran misterio”.

“No se sabe con precisión qué están haciendo los mexicanos aquí, si están enseñando a los holandeses a producir metanfetamina de cristal, si es una cooperación en igualdad de condiciones o si vinieron para establecerse y abrir nuevos mercados, buscando compensar las pérdidas por la despenalización de la marihuana en entidades de Estados Unidos”.

Lo que sí es certero, continúa, es que las autoridades de Bélgica y Holanda están tomando con seriedad el dossier, luego de subestimar la problemática y pensar que sería un acontecimiento esporádico y pasajero.

“Bélgica y Holanda son centros de producción de metanfetamina y preocupa que se estén adaptando para la producción de cristal, una droga diabólica, cinco veces más adictiva y poderosa que la cocaína”.

En total, 108 laboratorios de droga sintética fueron desmantelados en Holanda en 2020, 20% más que en 2019, de acuerdo con el reporte anual sobre drogas sintéticas publicado por la policía; 32 fueron laboratorios de metanfetaminas de cristal (en 2019 fueron 10), que es donde se ha detectado la participación de mexicanos.

Si bien su consumo local es limitado, en Holanda se estima que habría unos 500 usuarios pertenecientes a comunidades homosexuales y a mundos subterráneos de fiestas y orgías; existe el temor de que se esté buscando llegar a los drogodependientes europeos más problemáticos y usar al país como centro de exportación para Asia, Oriente Medio y Oceanía. El gramo de metanfetamina de cristal cuesta 80 euros en Holanda, mientras que en Tijuana 1.5 euros.

Igualmente inquieta que las agrupaciones mexicanas exporten su violencia a Europa. Holanda registró en 2020 unos 116 homicidios relacionados a ajustes de cuentas, un número similar al de 2019.

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“Estamos ante una nueva escalada de la guerra de las drogas, hay un interés particular en Holanda por ser centro de producción de drogas sintéticas y un narco-Estado sin violencia. Toda organización delictiva tiene un punto de contacto en Ámsterdam”.

Como resultado del desmantelamiento de los laboratorios especializados en metanfetamina de cristal en Bélgica y Holanda, hay unos 20 mexicanos tras rejas cumpliendo condenas, en promedio de cuatro años.

Voeten describe a los mexicanos en prisión como “cocineros” de bajo rango, procedentes de clases populares y que son sometidos a condiciones de esclavitud laboral.

“Es difícil decir si son o no víctimas del tráfico de personas porque no están hablando; saben que por buen comportamiento saldrán de la cárcel en año y medio, y en México la organización cuidará de sus familias”.