El domingo 31 de marzo, Luciana fue víctima de robo dentro de su departamento. Dos sujetos tocaron su puerta y le dijeron que tenían una entrega de comida para ella, abrió y de inmediato la amagaron.

La amarraron con cinta adhesiva y la sentaron en el sillón de su sala y observó cómo los delincuentes se llevaban sus pertenencias, joyas, celulares, laptop, videojuegos y el poco dinero en efectivo que tenía.

Todo, detalló al Ministerio Público, lo guardaron en las mochilas que usan los repartidores de aplicaciones. Así como entraron salieron, sin que nadie los revisara.

El complejo habitacional de Luciana se ubica en la calle Popocatépetl en su cruce con la avenida Universidad, en la alcaldía Coyoacán. Tiene personal de seguridad, pero debido a la alta demanda de pedidos, a los repartidores los dejan entrar.

Un día después, el lunes 1 de abril, en un complejo departamental con las mismas condiciones, pero ubicado en Santa Fe, la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la Ciudad de México registró un atraco similar: Víctor fue sometido por dos repartidores que, le dijeron, “le habían mandado comida”.

Lo tuvieron encerrado en una recámara y el atraco duró poco menos de cinco minutos. Se llevaron dinero en efectivo, una laptop, una tableta, un videojuego, relojes y otras joyas. Los guardias del edificio tampoco se percataron del robo.

Este caso llamó la atención de los agentes de investigación, pues los delincuentes han aplicado el mismo modus operandi en al menos cuatro alcaldías, donde se han registrado 15 atracos en los primeros tres meses del año.

“Los robos son tan diversos que de momento no se ha podido establecer si son una banda organizada o sólo delincuentes ocasionales que han encontrado en este método una manera fácil y rápida de robar sin problemas.

“Lo que sí hemos establecido es que los delincuentes son trabajadores de plataformas o al menos, alguna vez trabajaron ahí porque conocen a sus víctimas, saben que están solas, que viven solas o en qué momento están solas, porque alguna vez le fueron a dejar comida, un paquete o los mismos clientes pidieron algo. También que en los edificios con frecuencia entran, ya conocen a los guardias, los protocolos y los burlan con facilidad”, declaró un agente enfocado en ese caso.

“Pensé que me iban a violar”, dijo una de la víctimas de 25 años al Ministerio Público, según lo asentado en la carpeta de investigación FIAO/UAT-AO-4/UI-IS/D/02077/03- 2024, luego de que con el mismo formato ingresaran a su complejo departamental en Álvaro Obregón.

Igual le dijeron que le traían comida, ella se asomó para decir que no había ordenado nada y apenas abrió la puerta fue sorprendida.

“Todos los vecinos pedimos que se investigue a los guardias por dejarlos entrar así nada más, sin avisarnos de nada. También se entregaron los videos de vigilancia, ahí se ven cuando entran y salen los delincuentes y se van en moto, están vestidos como repartidores; playeras, las mochilas y casco, siempre tienen casco y cuando se lo quitan tienen pasamontañas y no se les ve el rostro”, se detalla en uno de los expedientes a los que EL UNIVERSAL tuvo acceso.

Otro hecho similar se registró en la alcaldía Benito Juárez. Ahí según el expediente FIBJ/UAT-BJ-1/UI-1 S/D/01235/03-2024, las víctimas fueron una pareja de jóvenes que sí habían pedido alimentos.

Esperaban su comida y accedieron a que los repartidores ingresaran, pero los amagaron con armas de fuego, los “encintaron” en la sala y procedieron a robar.

“Nos dijeron que entregáramos dinero en efectivo, los celulares y se llevaron las computadoras.

“De efectivo se llevaron como 5 mil pesos, que era lo que teníamos y no pidieron nada más, no tarjetas no otras pertenencias y todo lo guardaron en las enormes mochilas y así salen, sin que nadie les diga nada. Lo más extraño es que pedimos comida, creo que sabían que estábamos solos porque siempre pedimos y siempre hay una sola persona, deben ser repartidores de la zona”, reveló la víctima, quien detalló que el edificio cuenta con cámaras de seguridad.

Las denuncias revelan que de 10 atracos similares, en tres de estos casos las víctimas confirmaron que habían ordenado comida.

“Ya no pido por aplicación”

Natalia, una de las afectadas que pidió utilizar otro nombre, dijo que la experiencia con la aplicación fue “terrible” luego de reportar el atraco, pues ella había pedido comida cuando la robaron dentro de su domicilio sobre la calle Amores. No recibió una sola atención ni ayuda.

“Después de eso ya no pido nada por aplicación, no hay garantías de nada, de todo te cobran y te hacen creer que están contigo por la publicidad, pero la realidad es diferente. Luego de eso me puse a checar en redes y todos se quejan del mal servicio, del transporte, de la actitud de los repartidores o de cómo entregan la comida ¿y con quién te quejas?, en la aplicación te atiende una máquina”, comentó.

“A nosotros no sólo nos roban cosas, nos roban la tranquilidad y la paz de sentir que ya ni en tu departamento estás segura. La policía dice que investigan, pero nunca dan resultados y con los de la app, simplemente no te puedes comunicar, es mejor dejar de usarlos y ya”, añadió.

Las policías de Investigación y la de Cibernética colaboran para averiguar si los ladrones hackean la aplicación y saber quiénes piden comida, o si se trata de los repartidores quienes cometen los robos.

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