Toluca, Méx.- Alberto Dzib lloró al recibir la . Es maestro en Univer Milenium, en Toluca, imparte la clase de gestión de empresas de comunicación desde hace cinco años y dijo que la docencia lo hace feliz, más ahora, pues volver las aulas lo hace sentir que regresa a una vida. 

El docente coincidió con varios entrevistados por EL UNIVERSAL, que el reto al retomar las clases presenciales será recuperar el tiempo perdido y poner al corriente a todos los alumnos. “Recuperar la calidad de la educación es prioridad, sobre todo ahora que hemos comprobado lo necesario que es el contacto, la retroalimentación, el intercambio y la comunicación directa”, señaló el maestro, que también es músico y comunicólogo. 

Mientras espera con el brazo al aire que le apliquen el biológico, compartió que el tiempo ha transcurrido de forma “vertiginosa”, desde el inicio de la pandemia a la fecha todo se transformó, desde la forma como imparte clases hasta su vida, pues debido a esta enfermedad su esposa murió y se quedó a cargo de su bebé de apenas un año de edad. 

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Este maestro es uno de los 375 mil trabajadores del sector educativo público y privado que reciben la vacuna de CanSino desde el lunes, cuando inició la jornada para las 13 regiones en que fue dividida la entidad. 

Alberto, dijo que regresar a las aulas, "es una esperanza, un refugio y una alegría enorme". 

La emoción hasta las lágrimas por volver a las clases presenciales es un sentimiento común entre los maestros y maestras de todos los niveles educativos que ya recibieron la vacuna en el Estado de México. 

En la entidad hasta el año pasado se registraba una nómina de 122 mil 168 maestros en el sector central y 104 mil 28 en el auxiliar, un total de 226 mil 196 plazas, de las que 200 mil 850 son docentes, el resto ocupan cargos administrativos o de supervisión. 

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Algunos de los maestros dicen que haber estudiado esta profesión tiene como base el aprecio por el contacto con niños desde preescolar hasta universitarios y reconocen que la distancia de sus estudiantes fue dura, además reconocen el esfuerzo por parte de alumnos, padres y maestros por salvar - en medida de lo posible - la instrucción y la enseñanza. 

Para Alberto de 30 años de edad, este episodio de la emergencia sanitaria lo ha puesto a prueba, porque como maestro extraña el intercambio de ideas con los jóvenes que, afirmó, "es enriquecedor". 

Además, recibió de ellos el amor, la solidaridad, la empatía, valores que no pensó haber fomentado en ellos; pues cuando murió su esposa, todos sus alumnos lo apoyaron económica y moralmente, llevándolo a anhelar "mucho más volver a las clases presenciales". 

“Regresar es muy importante, pero lo que más pedimos es mantener todas las medidas porque sabemos que la vacuna no nos hace inmunes, por eso queremos también que en las instituciones haya las condiciones de seguridad para que nadie se lleve el virus a casa”, afirmó.

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Para Cintia Méndez Esquivel y Jorge Lara, ambos docentes del Centro de Enseñanza de Lenguas de la UAEMex desde hace 15 años, volver es “necesario”. Reconocieron que no es igual el aprendizaje, pues al ser idiomas necesitan practicarlos y si no es en el aula, entre los alumnos, se complica la retroalimentación. 

Sin embargo, coinciden en que el reto será contar y cumplir con todas las medidas sanitarias, protegerse para que nadie se lleve el virus a casa, sobre todo porque en el caso de los docentes, la vacuna “sabemos que no nos hace inmunes, aunque nos proteja de no morir”.

La mayoría de los maestros piden que las instituciones cumplan con tener áreas ventiladas, gel, jabón, agua y se aseguren de que los alumnos, - todos -, desde preescolar hasta el nivel superior, cumplan con el uso de cubrebocas, caretas, y el lavado constante de manos.