Tapanatepec.— Entre los extranjeros que llegan al territorio oaxaqueño se comenta que con ellos viajan los integrantes del éxodo de la doble nacionalidad, otro de los rostros de la migración que empieza a visibilizarse con las caravanas masivas atoradas en Tapachula y Huixtla.

Los que forman el éxodo de la doble nacionalidad, cuentan agentes migratorios y elementos del grupo de salvamento Beta, son los hijos de mujeres cubanas y venezolanas, niños que nacieron en países como Brasil, Chile o Colombia. Sus madres huyeron agobiadas por la violencia, el hambre y el desempleo.

Antonio y su esposa Flor, un matrimonio que prefiere que no se den a conocer sus verdaderos nombres, lo dicen sin reparo, abandonaron su natal La Guaira, Venezuela, por hambre y desempleo. Desde mediados de 2020 llegaron a Quito, capital de Ecuador, país donde vivieron en medio de la precariedad y donde también nació su pequeña hija Frida, que apenas el pasado 27 de julio cumplió un año, cuando pernoctaban a la intemperie en la carretera Panamericana, rumbo a Tapanatepec.

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Frida no tuvo globos ni pasteles, pero ocho días después de su cumpleaños, a miles de kilómetros de sus dos patrias, Venezuela, donde nacieron sus padres, y Ecuador, el país que la recibió del vientre de su madre, obtuvo el mejor regalo: por fin sus progenitores, su hermano mayor de 12 años y ella recibieron el permiso de tránsito libre por México.

La familia lo celebró con una fotografía donde se observa a la pequeña de complexión menudita, piel clara y rizos rubios. Enfundada en su mameluco de colores claros y desde los brazos de su madre, quien está acompañada de su hijo mayor y su esposo, se despide diciendo adiós con la palma de la mano, mientras una patrulla azul de la Policía Federal se observa al fondo de la vereda.

Sólo del viernes 29 de julio al día de ayer llegaron al Istmo de Tehuantepec al menos 50 bebés de doble nacionalidad. Lo han hecho al campo de futbol 21 de Marzo del municipio San Pedro Tapanatepec, habilitado por el Instituto Nacional de Migración (INM) como espacio para la entrega de permisos de tránsito por México a unas 5 mil personas.

Este documento les permitirá cruzar con libertad el territorio mexicano por un periodo de 30 días; sin embargo, hasta este domingo se habían entregado apenas unos 500.

En la mira del crimen

Durante la llegada de las familias que el éxodo ha arrojado al territorio oaxaqueño, los agentes migratorios, los policías del Servicio de Protección Federal del INM y los elementos del Grupo Beta que auxilian a las personas en tránsito, se observan muy celosos de sus responsabilidades. No permiten el paso de los periodistas al campo de futbol donde desde el pasado viernes fueron instaladas tres grandes lonas. Las fotos y entrevistas, afuera, ordenan.

Ahí, los menores de edad corren y gritan en un ambiente de libertad que por momentos gozan antes de continuar con su camino con destino a Estados Unidos.

Entre esos niños están los tres hijos de una pareja originaria de Mauritania, en África, pero que nacieron en Brasil. Los menores de tres, dos y un año de edad presumen que cuentan con el permiso para cruzar México sin ser perseguidos.

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Además del grupo de venezolanos que se refugian en Ecuador o Colombia, y de africanos que llegan a Brasil, están los migrantes cubanos que en su huida hallan refugio en Chile. De esa nación son originarias las primeras tres familias que arribaron a Tapanatepec procedentes de Huixtla, con menores de tres y ocho meses de edad. Tienen la nacionalidad cubana y chilena, y de la mano de sus padres van a Estados Unidos.

El flujo migratorio de niños con doble nacionalidad comenzó en un Haití devastado por el terremoto de 2010, cuando miles de familias buscaron refugio en Brasil, Chile, Argentina, Ecuador y Colombia, desde donde llegaron con nuevos integrantes. Ahora, muchos de ellos viven en México, explica el sacerdote Alejandro Solalinde.

De acuerdo con estimaciones del INM y el Grupo Beta, en el primer semestre de 2022 se asistió a 100 niños de doble nacionalidad que viajaban con sus familias, principalmente desde Venezuela y Cuba.

A esa cifra se suman los 50 de reciente llegada. Lamentablemente, muchas familias vivieron en situación de calle por la falta de apoyos, denuncia el activista Irineo Mujica.

Para el defensor de los derechos humanos de las personas en tránsito, el flujo migratorio de doble nacionalidad complica la vida de las familias y las coloca en la mira de los traficantes y de los criminales.

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