Igual que el ambiente de la mañana, la primera sesión de la Diputación Permanente del Congreso local y, simultáneamente, la última del presente año, fue fría y sombría, pues prevaleció la pugna que traen los diputados de Morena, quienes sólo se miraban a lo lejos con timidez y forzada sonrisa a manera de saludo.
De allí que los dos bandos buscaron calor entre sus iguales para cuchichear entre ellos y mirar a los “contrarios”, a los que intentaron ignorar durante 50 minutos.
Por un lado, los diputados afines a Valentina Batres —ausente—, como Fernando Abotiz, quien coordina la asociación Encuentro Social (PES) —“pero es de Morena”, diría Temístocles Villanueva—, Martín Padilla y Eleazar Rubio, quienes fueron a refugiarse en un rincón del salón de plenos.
A unos metros de ellos, José Luis Rodríguez Díaz de León, quien encabeza al otro bando, buscó abrigo en Temístocles Villanueva y Maricela Zúñiga, quien, raro en ella, en esta ocasión se sirvió con la cuchara grande y subió a tribuna para exponer cuatro de los siete puntos de acuerdo con la orden del día.
Era la única alegre. Subía y bajaba de tribuna constantemente, como no lo hizo en todo 2019, pues en rara ocasión tomó el micrófono principal, por lo que ahora, por momentos, parecía niña con juguete nuevo.
Mientras que su “líder”, José Luis Rodríguez Días de León, con seriedad y duro gesto, no despegaba la vista de un documento. Sólo levantaba la vista y la mano cada que la presidenta de la Mesa Directiva, Isabela Rosales —también de su grupo—, sometía a votación algún punto, para volver a concentrarse en su lectura.
Incluso, era tanta la tensión que, además de la morenista Zúñiga, sólo se escuchaban las risas y plática del panista Héctor Barrera y del priista Miguel Ángel Salazar.
Y así, a las 10:35 horas, fue clausurada la sesión, para citar el próximo 8 de enero.