La Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) utiliza tecnología avanzada para combatir plagas en palmeras y nopales.
La semana pasada dio inició a un programa piloto de colocación y monitoreo de sensores en palmeras, lo que permitirá detectar y prevenir la presencia de los insectos picudo negro y picudo rojo.
Para la prueba piloto se colocaron sensores en 50 de las 122 palmeras canarias de la Plaza de la República, en las inmediaciones del Monumento a la Revolución. También se colocó un equipo que recibe la señal de los sensores y envía esa información a una plataforma para su análisis en una computadora o aplicación móvil.
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Sensores, tecnología detrás de combate contra plagas
Laura Sánchez, asesora técnica en el área de plagas y enfermedades de la Sedema, explicó que los sensores son capaces de detectar las vibraciones y movimientos generados específicamente por los picudos al establecerse en una palmera, ya que estos coleópteros suelen hacer agujeros para hospedarse.
Rogelio López Álvarez, fundador de la empresa Cross Technologies, dedicada a la transferencia tecnológica en agroindustria y cuidado del medio ambiente, detalló que los sensores detectan vibraciones dentro del tronco de un árbol o, en este caso, de una palmera: “Este sensor detecta la vibración que genera, desde una larva pequeñita en el interior hasta barrenadores de buen tamaño”. Agregó que una palmera puede llegar a tener hasta dos mil individuos en su interior, lo que puede provocar su muerte.
Para clasificar las vibraciones captadas por los sensores, hay una escala de colores: verde es libre de plagas; amarillo significa sospechosas de tener alguna plaga y rojo en diversas tonalidades para tres niveles de infestación: reducida, normal y alta infestación.
Rogelio López aseguró que contar con una red de sensores permite ser más precisos al atender una plaga, pues permite conocer con exactitud cuáles son los individuos afectados para aplicarles algún tratamiento.
Eso reduce costos pues ya no se tiene que aplicar tratamiento a todos los individuos.
¿Y qué se hace con los nopales?
A su vez, como parte del Programa de Sanidad utiliza drones para prevenir y controlar enfermedades en cultivos de nopal de la alcaldía Milpa Alta.
Víctor Arrazate Argueta, supervisor de programas de sanidad en la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (DGCORENADR), explicó que este programa es de acceso gratuito, complementario al programa Altépetl, y consiste, entre otras cosas, en brindar apoyo a las y los productores con biofumigación terrestre y aérea en sus parcelas, con la finalidad de combatir las dos plagas del nopal de mayor impacto económico: mancha negra y grana cochinilla, que llegan a bajar hasta en 50% la capacidad de producción de estos cultivos.
Arrazate Argueta, maestro en ciencias en fitosanidad y fitopatología, comentó que hay dos vías de intervención: los tratamientos preventivos cuando el nivel de afectación de la plaga es bajo y los tratamientos correctivos, cuando hay un daño más grande. Para determinarlo, los brigadistas de la DGCORENADR visitan previamente las parcelas de los productores que serán atendidos para identificar la plaga y el nivel de afectación.
Cada año, estimó, el programa para el control fitosanitario de enfermedades del nopal apoya de 500 a 600 productores.
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Los dos drones agrícolas con que cuenta el programa de sanidad tienen un tanque de 30 litros cada uno y sirven sobre todo para las acciones preventivas, al volar sobre las parcelas de nopal y así realizar la microaspersión de productos libres de químicos útiles en el combate de la plaga.
“Los drones son equipos que nos ayudan mucho porque logramos hacer aspersiones en mucho más terreno, mucho más hectareaje, el avance es más rápido, pero en la parte preventiva, lo que quiere decir que son parcelas con poca afectación”, precisó Víctor Arrazate.
En las nopaleras que lo requieren, los brigadistas caminan entre los cultivos para aplicar un tratamiento correctivo, también agroecológico, con la ayuda de equipos motorizados de microaspersión, cuya ventaja es que permiten tener una mayor superficie de contacto del producto con la planta.