Tras un año de su apertura, el se ha convertido en un hogar seguro para jóvenes gays, lesbianas, personas trans y no binarias, trabajadoras sexuales y quienes viven con VIH en situación de riesgo y vulnerabilidad, desamparados por sus familias o sus países de origen, debido a su orientación sexual.

Se trata de un inmueble ubicado en Iztapalapa. Cuenta con siete habitaciones donde se resguardan jóvenes y funciona como casa de seguridad. Raúl Caporal, codirector para Casa Frida, dijo que la institución ha recibido a 145 refugiados desde el 13 de mayo de 2020 a la fecha, y el tiempo promedio de estadía es de entre uno y tres meses.

Actualmente, el refugio atiende a 14 personas y durante el día el espacio es principalmente un centro administrativo, pues la mayoría de los refugiados trabajan, pero acuden por las tardes a realizar su vida en su hogar temporal, como comunidad se organizan para realizar distintas actividades, como limpieza.

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“Brindamos acompañamiento, protección, acompañamiento psicosocial, entre otros servicios integrales para toda la comunidad LGBTI+ que están huyendo de extremas violencias asociadas a su orientación sexual, identidad o expresión de género, personas que han sido expulsadas de sus hogares por los mismos motivos, personas que han salido de sus países", dijo.

Entre las personas que salen de su país son especialmente de la región centroamericana, de El Salvador, Nicaragua y Honduras, entre otros que llegaron a México en búsqueda de un territorio más seguro en donde poder estar, que vienen huyendo de persecución, inclusive de estado.

Otros perfiles de quienes que solicitan refugio en ese espacio, son aquellos que llegaron a la Ciudad de México de otros estados de la república, y por la crisis económica que se vive debido a la emergencia sanitaria perdieron sus fuentes de ingresos y quedaron en un alto nivel de vulnerabilidad.

Todos los que ingresan a Casa Frida son mayores de edad, pero algunos eran dependientes económicos de su familia y al ser rechazados, no contaban con un sustento, sin embargo, han logrado encontrar un empleo y con ayuda de psicólogos han podido seguir adelante.

“Son jóvenes que, debido a su codependencia familiar, tienen que soportar las violencias y cuando deciden salir de casao son expulsados, se quedan sin ningún tipo de apoyo y quedan en un alto nivel de vulnerabilidad. Nuestro objetivo es acompañar a estas personas hacia una reintegración familiar, en muchos casos, generando acuerdos basados en el amor, cariño y respeto, y hacer que la persona pueda volver a casa de una forma segura o que pueda crear sus propias redes de apoyo”, sostuvo.

El refugio no recibe a menores de edad, pues en ese caso se solicita ayuda de las autoridades, pues requiere llevar a cabo un proceso legal.

Raúl comentó que en algunos de los casos de este tipo y cuando los jóvenes, principalmente trans, llegan, ya pasaron por un intento de reconversión con terapias, por lo que requieren inmediatamente un apoyo psicológico; destacó que los mayores de 18 años que necesiten un espacio, pueden comunicarse a través de las redes sociales y del portal, para que sean canalizados y se identifique si califican para este apoyo.

Destacó que al tratarse de un espacio habilitado por organizaciones sociales, el recurso para mantener la casa es escaso y constantemente están en número rojos, por lo que es importante las donaciones económicas y en especie que reciben de la comunidad, dado que ninguna institución gubernamental los han apoyado; además venden diversos productos para poder pagar luz, gas, internet, la seguridad privada y otros servicios.