Se acerca Semana Santa y es el pretexto ideal para hacer una capirotada. En México, este postre no siempre ha tenido el mismo modo de preparación; de hecho, hay varias versiones sobre su origen y los ingredientes que lleva la receta.
Hoy en día, la identificamos como un platillo dulce para la temporada de vigilia y también se come durante la época navideña; aunque antiguamente tenía su versión salada. ¿Qué lleva y cómo se prepara? Te lo explicamos.
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De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, la primera capirotada se atribuye a Roberto Nola. En 1447 apareció este platillo bajo el nombre de “Almondrote”.
En aquel entonces, consistía en una torre de rebanadas de pan tostadas y remojadas con caldo de ternero. Entre capa y capa, se le añadía perdiz asada y condimentos que le daban un toque salado.
Pasaron varios años para que la capirotada tuviera una versión más cercana a la actual. En 1780, Fray Gerónimo de San Pelayo realizó una preparación con capas de pan, queso y aderezo.
No fue hasta 1940 que comenzó a popularizarse como un platillo para consumir en la vigilia. Precisamente, “capirotada” hace referencia a los gorros que utilizaban algunos sacerdotes durante Semana Santa, indica la organización civil El Poder del Consumidor.
Aunque hay muchas teorías sobre el origen de este postre, la versión más común es la de sabor dulce. Por ejemplo, registros históricos apuntan a que en el libro “De re coquinaria” de Apicio se encontraba escrita la receta de un platillo llamado “La Sala Cattabia”.
En la anterior receta, las capas de pan se mezclaban con vinagre, pepino, alcaparras, hígado de pollo y pepitas de vino.
Esto nos demuestra que la historia de la capirotada es igual de rica que su diversidad de preparaciones en cada región del país. Aunque todas comparten la alternancia de ingredientes entre capas y ciertos ingredientes base.
Ingredientes:
Procedimiento:
En porciones moderadas, los ingredientes de la capirotada son diversos en nutrientes.
Para empezar, la canela es rica en proteínas, hierro, calcio, zinc, potasio selenio, vitamina B y C, fenoles y aldehídos. Estos contribuyen a la salud cardiovascular, cerebral y digestiva.
Los cacahuates son abundantes en proteínas, fibra, fósforo, potasio, zinc, magnesio, niacinamida, folatos, vitamina E y B, indica la Fundación Española de la Nutrición. En ese sentido, contribuyen a reducir el colesterol y fortalecen los sistemas óseo e inmunológico.
Por su parte, las pasas aportan potasio, calcio, hierro, magnesio, fósforo, selenio, vitamina B6 y B1. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, su consumo permite combatir la anemia, evitan el estreñimiento y favorecen la circulación sanguínea.
Desde luego, el secreto para hacer un consumo responsable de capirotada es medir las porciones, ya que también tiene un contenido elevado de azúcar y carbohidratos. Cuida tu salud y disfrútala sin remordimientos esta Semana Santa.
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