Para muchas personas resulta complicado bajar de peso; en el intento por cumplir su propósito, recurren a todo tipo de planes alimenticios pero poco se detienen a pensar en los alimentos que aportan "calorías vacías".
Este término hace referencia a los productos que, aunque parecen saciantes y accesibles, no agregan nutrientes esenciales como las vitaminas, minerales, fibra y proteínas.
La mayoría de veces, los alimentos con "calorías vacías" pasan desapercibidos y se ha normalizado su consumo. Y su principal desventaja es que conducen al aumento de peso y afectan la salud metabólica.

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De acuerdo con un artículo de la Federación Española de Actividades Dirigidas y Fitness, las "calorías vacías" se encuentran en "alimentos que aportan mucha energía pero pocos o ningún nutriente".
Su consumo desmedido puede ocasionar sobrepeso, obesidad, enfermedades metabólicas y problemas cardiovasculares. No es tan simple identificarlas, aunque por lo regular son abundantes en los productos industrializados y procesados.
Según el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSTE), los alimentos ultraprocesados son aquellos que "han sufrido, a partir de técnicas industriales, alteraciones en su forma natural".
La dependencia explica que tienen un contenido elevado de sodio, azúcares añadidos, grasas saturadas y grasas trans. Ello quiere decir que cuentan con densidad energética, pero un bajo aporte de fibra, vitaminas y minerales.
Es importante identificarlos porque puede ayudar a la prevención de enfermedades relacionadas con su consumo en exceso.
¿Cómo reconocerlos? Revisa la lista de ingredientes del empaque en busca de aditivos. Por ejemplo, comidas congeladas, confitería, botanas, aderezos y cereales de caja.
El ISSTE también advierte que el consumo de bebidas azucaradas se relaciona con el sobrepeso, obesidad, la resistencia a la insulina, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Y es que, además del agua, contienen azúcares como la sacarosa, maltosa, jarabe de alta fructuosa, jarabe de azúcar de caña y dextrosa.
En su lugar, la institución de salud sugiere tomar agua simple o bebidas sin azúcar añadida. Asimismo, recomienda revisar las etiquetas de los productos para identificar sus ingredientes y descartar las que no son de origen natural.
El Servicio de Seguridad e Inspección Alimentaria de Estados Unidos señala que los embutidos pueden venderse crudos o listos para comer; se elaboran con carne roja, aves o una combinación de ambos alimentos. Las salchichas, el chorizo, el jamón, la mortadela, el queso de puerco y el salami entran en esta categoría.
Son atractivos por su preparación fácil y precio accesible. Sin embargo, contienen grandes cantidades de sodio, grasas saturadas, conservantes y nitritos (estos últimos, al cocinarse altas temperaturas, pueden formar compuestos cancerígenos).
La combinación de grasas, calorías y sodio puede conducir al aumento de peso. Por lo tanto, se recomienda comerlos con moderación y combinarlos con alimentos ricos en fibra para reducir sus efectos negativos.
Los panes elaborados en cantidades masivas contienen aditivos y conservantes que disminuyen su valor nutricional y, al mismo tiempo, los vuelven menos digeribles para el cuerpo.
A largo plazo, su consumo provoca aumento de peso y picos de azúcar en sangre. De igual manera, carecen de fibra y nutrientes como las proteínas, por lo que su perfil nutricional es bajo.
Finalmente, el portal especializado MedlinePlus detalla que las bebidas alcohólicas aportan calorías que se acumulan rápidamente; la cerveza, ginebra, ron, whisky y los licores azucarados son los de mayor aporte calórico.
Dicha concentración, de bajo valor nutricional, puede mermar tu propósito de bajar de peso. Para que te des una idea: en aproximadamente dos latas de cerveza se encuentran 500 calorías o más.
Y de nueva cuenta, se trata de productos con "calorías vacías" que aportan energía, pero sin ofrecer nutrientes esenciales. Si se consumen en exceso incluso pueden almacenarse a manera de grasa.
Optar por una alimentación basada en productos frescos, integrales y naturales (como las frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y proteínas magras) es la mejor manera de controlar el peso, sobre todo cuando se combina con ejercicio.
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