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Al llegar ves un Salón Ejidal, varias casas antiguas con vigas de madera y un sendero verde: estás en tierras de café. Llegaste a la comunidad de Pacho Nuevo , que se localiza en el municipio de Emiliano Zapata, en Coatepec, Veracruz . Marisa Moolick Gutiérrez te recibe con calidez en la Hacienda Pacho Nuevo . Ella es tataranieta de José Julián Gutiérrez y Damiana Hidalgo, quienes la compraron en 1840.
Este sitio, en el cual ella jugaba de niña con sus abuelos y padres, tiene más de 400 años de historia y ha pasado por varios momentos. Primero, la zona fue hogar de los totonacas que aprovechaban su cercanía con el manantial. Después, se construyó la propiedad a la llegada de los españoles y tuvo vocación cañera, hasta que después se convirtió por completo a la caficultura, en el siglo XIX.
Aunque el lugar también se conoce como la Hacienda de Nuestra Señora de los Remedios , lleva el nombre de Pacho pues en 1620 fue comprada por un regidor de la Ciudad de México, Luis Pacho y Mexia. Aunque él murió en 1639 y pasó por varios cambios de dueño y de aspecto, marca hasta la fecha la forma en la cual se le conoce a este espacio cafetalero que fue catalogado como Monumento Histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Aunque antes era más grande, todavía se conservan 15 hectáreas y lo esencial de su casco. La capilla al interior, donde se venera a Nuestra Señora de los Remedios desde 1592, fue pintada por el pintor alemán Juan Mario Rugendas —cuando este seguía los pasos del cronista Alexander von Humboldt, quien a su vez mencionó este bosque en su obra—. En este bello recinto se casaron sus papás y están enterrados sus tatarabuelos. ¿Cómo no cuidar sus raíces?
Marisa es un ejemplo de cómo las nuevas generaciones de cafetaleros buscan cambios positivos y que impacten menos al ambiente, así como valor agregado y mercados más conocedores. Aunque ha sufrido baja de producción debido a la roya, se mantiene de pie y ha implementado técnicas como el sistema de patio y el uso de un artefacto colombiano que despulpa el café sin agua.
El grano
se seca al sol en zarandas, que son unos cajones con rejas que lo dejan respirar sin que toque el suelo y se contamine con agentes patógenos. Esto también es sostenible pues hay secadores que necesitan combustible y de esta forma se evita su uso.
Otra tarea es que experimentan con variedades de café . “Estoy en un proyecto con CONACYT para probar distintas e híbridos que sean resistentes a las plagas, pero que a su vez tengan un gran sabor en taza. No queremos caer en calidad”, explica.
Dice que las plantas son productivas a partir de los tres años, y que a diferencia de otros lares en los que tiran las plantíos a una década de que fueron sembradas, “en Coatepec en ese tiempo ya nos tenemos cariño y empezamos a conocernos”, bromea.
Tiene cafetales con Borbón , Arábiga , Garnica y Mundo nuevo , a las que nombra como “grandes variedades del sabor” y que antes vendía a pie de beneficio. “A mi me gustan las más antiguas”, confiesa.
También sembró Caturra y Sarchimor , “una variante genética muy buena y resistente” y hay híbridos que, a mediano plazo, se bautizarán ya que solo son clasificadas por número. Luego, se probarán en taza para analizarlas. Asimismo, está en un programa donde se verá si la roya se combate con otro hongo blanco que es su enemigo natural.
Marisa cuenta que Artemio Zapata, de la localidad vecina de Pacho Viejo , ganó en 2012 el primer lugar en la Taza de Excelencia , importante competencia y subasta en la que participan caficultores de todo el mundo. Ese es solo un ejemplo de resistencia, motivación y trabajo que en conjunto se construye a favor del café veracruzano y mexicano .
Hay distintos retos a vencer como cambio climático, falta de recursos, competencia desleal e intermediarios, pero por fortuna existen organismos comprometidos como el Centro Agroecológico del Café y el Instituto de Ecología , en donde se imparten cursos gratuitos y asesorías para fortalecer al sector y a los pequeños caficultores.
93.5% de las fincas cafetaleras tienen una superficie menor a tres hectáreas y la gran mayoría de los productores son pequeños, con procesos rústicos, ecológicos y artesanales. La de Marisa entra en el 0.3% que son más grandes (y que van de 10 a 100 hectáreas).
Llevan su café a tostar a Coatepec porque no tienen lo necesario para hacerlo en su hacienda. Acepta que este paso sería lo óptimo para cuidar toda la cadena, pero esperan mejorar ese aspecto pronto ya que su café ya tiene buen puntaje y con esto resuelto sería aún mejor.
“Cuando tomen un café en la Ciudad de México no importa que sea de Oaxaca, Chiapas o Veracruz, no solo están ayudando a un agricultor a vivir, también están participando en un ecosistema que es un bosque mixto, un sistema agroforestal de sombra que es positivo para el medio ambiente”, añade Marisa.
Así que en tu próxima viaje a Veracruz , visítala y conoce la Hacienda de Pacho Nuevo . Quizá te parecerá conocida pues fue locación de películas como El crimen del padre Amaro de Carlos Carrera y Daño Colateral de Andrew Davis, así como de series como Las Aparicio , entre otras. No solo el paisajista José María Velasco se inspiró en el Bosque de Pacho: este recinto y lo que lo rodea continúa dejando memorias.
Más información:
Para visitar la hacienda llama al (01) 228 822 9111 o pide un recorrido con la compañía turística Senderos del Café.
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Mail: ventas@senderostravel.com
Teléfonos: (228) 138 0691 y (228) 816 25 05