En un mundo como el de hoy, todo se conecta. A veces estas conexiones no nos parecen tan evidentes; a veces incluso preferimos no verlas. Pero ahí están. El blog de hoy busca revisar uno de esos vínculos: Corea del Norte e Irán. En este caso, los vasos comunicantes corren por, al menos, dos canales distintos. El primero, en la esfera de las armas y el conflicto material. El segundo, en la esfera de las negociaciones y el universo de la credibilidad. Esto último resulta muy relevante justo en estos días, dada la distensión que hemos visto entre las Coreas y la posibilidad de que ocurra, por vez primera, un encuentro directo entre el mandatario norcoreano y el presidente estadounidense. ¿Cuáles son estas conexiones?

Distensión entre las Coreas y posible diálogo directo Pyongyang-Washington

1. La situación de distensión entre las Coreas tiene ya algunos meses. Los juegos olímpicos de invierno en Pyeongchang fueron el pretexto ideal para exhibirla, pero en realidad, esta distensión es producto de una labor que lleva algo de tiempo y que, por lo pronto, ha arrojado resultados concretos como los siguientes: la reactivación del diálogo militar entre ambos países para atender cuestiones fronterizas, lo que consiguió la reapertura de una línea directa de intercomunicación militar que se añade a la línea directa diplomática abierta del 2 de enero. Además, Seúl anunció que consideraría el relajamiento de ciertas sanciones contra funcionarios de Pyongyang. Por último, la visita del presidente surcoreano Moon a Pyongyang, consiste en un diálogo directo entre mandatarios que no se apreciaba en muchísimo tiempo. Si pensamos en las dimensiones de este conflicto, quizás esas no sean sino señales demasiado pequeñas. Pero el haber pasado de una dinámica de escalada conflictiva y retórica—el “fuego y la furia”—del 2017, a los momentos que estamos viviendo hoy, no es un logro menor.

2. Al respecto hay dos grandes teorías (abordadas con más detalle en este texto ). De un lado, varios analistas y actores presentan una visión escéptica que considera que Kim Jong-un solo está ganando valioso tiempo para ultimar los avances que necesita en su proyecto nuclear a fin de tener ya en su poder un misil intercontinental balístico completamente funcional y capaz de atacar nuclearmente a todo el territorio de EU, para lo que, según se estima, le falta ya muy poco. Y del otro lado, una visión menos pesimista que sostiene que la disposición a dialogar por parte de Kim es completamente auténtica. Pyongyang ya tiene el avance nuclear suficiente, indica esta perspectiva, y, por tanto, cuenta con el poder necesario para negociar desde una posición de fuerza y bajo sus términos.

3. Sea cual sea el caso, quizás el mayor avance hasta el momento consiste en que, por primera vez en mucho tiempo, la desnuclearización de la península ha sido puesta de nuevo sobre la mesa. El mensaje que Kim ha transmitido a Trump, a través de sus contrapartes surcoreanas, es que si se cumplen ciertas condiciones—las cuales habría que negociar—Pyongyang estaría dispuesta a deshacerse de todo su arsenal atómico. Mientras tanto, Kim se compromete a no llevar a cabo más ensayos nucleares o lanzamientos de misiles, incluso si EU y Seúl llevan a cabo sus ejercicios militares conjuntos anuales (que deberán ocurrir en unas semanas). Esto último, sobre todo, es un cambio enorme en la dinámica que se tenía hasta el año pasado, con lo que, claramente, Kim quiere enviar el mensaje de que sus intenciones son serias.

4. Con todo, falta bastante para que este potencial diálogo entre EU y Corea del Norte se materialice. Trump será influido por un número importante de escépticos tanto dentro como fuera de EU, sobre todo en la propia Corea del Sur y en Japón. Aparentemente, la condición que Kim ha puesto sobre la mesa para su desnuclearización incluye nada menos que el retiro total de tropas estadounidenses de la península, una concesión que Washington difícilmente efectuaría.

5. En suma, habrá que monitorear cómo se van dando las cosas y observar qué postura es la que termina triunfando en las semanas que siguen, observar si es que la cumbre Washington-Pyongyang se lleva efectivamente a cabo en mayo, y cuál es el seguimiento que a ella se pueda dar en los meses posteriores

Mientras tanto, ¿abandonará Trump el acuerdo nuclear con Irán?

1. Por las mismas fechas de mayo, Trump deberá decidir si se mantiene o si abandona el acuerdo nuclear que seis potencias firmaron con Irán.

2. Recordemos que ese acuerdo no es un tratado, sino únicamente un memorándum que señala los términos acordados, cuya única garantía son los términos mismos del acuerdo. Cualquier parte puede abandonar sus compromisos y con ello, dejar sin efecto la obligación de la otra parte de cumplir los suyos.

3. Trump argumenta por un lado que el acuerdo fue mal negociado porque tiene fecha de caducidad de 10 a 15 años. Además, Trump dice que Irán está constantemente violando el espíritu del acuerdo mediante seguir progresando en su proyecto de misiles—algo que el acuerdo no incluye—y mediante apoyar a actores hostiles a Occidente como el grupo extremista Hezbollah, o como el presidente Assad en Siria. Por lo tanto, sigue Trump, si no se negocian acuerdos paralelos para restringir las actividades iraníes en todos estos rubros, y si no se renegocian las fechas de caducidad del acuerdo, EU abandonaría este pacto.

4. Irán por su parte, sostiene que nada de lo expuesto por Trump formaba parte de lo pactado y que las negociaciones con Obama se habían limitado al tema nuclear. Además, Irán ya ha estado cumpliendo su parte en cuestiones irreversibles—como, por ejemplo, deshacerse de toneladas de uranio enriquecido—y que ahora no es posible volver a negociar temas que ya habían sido negociados. La queja mayor de Irán es que teóricamente, un estado negocia con otro estado, no con presidentes. Y que, por tanto, un acuerdo como el que fue pactado en 2015, no puede simplemente ser puesto en cuestión porque EU haya cambiado de administración, ya que eso refleja la falta de compromiso de ese país, y la fragilidad de su palabra.

Conectando Irán con Corea del Norte

Podemos ver las conexiones entre estos dos temas en al menos los siguientes aspectos:

Con todo, e incluso contra lo que piense el Secretario de Defensa, bajo las circunstancias que hoy podemos apreciar, parece complicado que Trump vaya a decidir permanecer en el acuerdo nuclear con Irán. Conecte usted, entonces, todos los puntos anteriores, y saque sus conclusiones. Seguiremos observando.

1. En las últimas semanas, expertos de Naciones Unidas han vinculado a Corea del Norte con el programa de armas químicas sirio. Según estos expertos, en violación a las disposiciones de la ONU, Pyongyang ha estado enviando material a Siria que podría ser empleado para el desarrollo de ese tipo de armamento, además de que, según se indica, hay personal norcoreano en Siria asistiendo al presidente Assad en instalaciones de misiles y de armamento químico. A cambio de ello, el presidente Assad aporta un flujo de efectivo que, en tiempos de tantas sanciones, es muy importante para Pyongyang.

2. El tema importa porque Irán es el principal aliado regional y sostén del presidente sirio Assad. Lo que ocurre en territorio sirio pasa por el control y observación tanto de las fuerzas iraníes estacionadas en Siria, como de las milicias fundadas, armadas, entrenadas y financiadas por Irán como lo es la milicia libanesa de Hezbollah. Si efectivamente Pyongyang tiene tratos con Assad, esto no es algo que Teherán ignore o desapruebe. Por el contrario, de confirmarse lo indicado por el reporte de la ONU, no sería la primera ocasión en la que Corea del Norte trabaja con Irán o con alguno de sus aliados.

3. El punto principal es que, en la medida que Pyongyang y Teherán se sigan percibiendo como actores aislados o castigados por EU o por la comunidad internacional, en esa medida su colaboración se seguirá fortaleciendo. En cambio, en la medida en que uno de ellos, o ambos, pudiesen encontrar marcos de entendimiento con Washington y con Occidente, es posible que esta colaboración para esquivar sanciones de la ONU actúe en contra de sus intereses y, por tanto, podrían tender a reducirla.

4. Pero, además de eso hay que incorporar el otro elemento, las negociaciones y la credibilidad en las mismas. El tema es señalado por el NYT esta semana, pero ya ha sido abordado en este blog desde que Trump puso en cuestión el acuerdo nuclear con Irán. De hecho, el Secretario de Defensa Mattis, declaró desde el inicio de esta administración que, si bien el acuerdo nuclear con Irán tiene muchas deficiencias, era indispensable que EU permaneciese en él dado que el abandonarlo pone en riesgo la palabra de Washington y el valor de sus compromisos.

5. Si Trump decide retirarse del acuerdo nuclear con Irán, la Casa Blanca estaría enviando varios mensajes que, en el marco de potenciales negociaciones con Corea del Norte, van a ser leídos por Pyongyang con sumo cuidado: (a) Un presidente de EU puede llevar a cabo negociaciones que posteriormente pueden ser desechadas por otro presidente; (b) Por tanto, pareciera que un acuerdo entre mandatarios no es un acuerdo entre estados y como resultado, cualquier pacto y sus potenciales beneficios, podría ser incierto. Y si eso es cierto, ¿entonces qué sentido tiene hacer concesiones dolorosas bajo esas circunstancias?; (c) Ante ello quedan dos alternativas: O bien se negocia con EU desde posiciones más duras y se obtienen garantías de que lo pactado no podrá ser derribado por un sucesor, o bien mejor no se negocia en absoluto.

6. En cuanto a esto último, habrá seguramente escépticos que piensen que Kim Jong-un podría de hecho, ya estar completamente convencido de que negociar su desnuclearización no tiene sentido, puesto que, leyendo lo que ocurre con Irán, podría ya haber concluido que cualquier garantía que ofrezca Trump podría ser puesta en cuestión por algún próximo presidente. Desde esa óptica, entonces, toda la distensión que estamos viendo en estos días es una estrategia de un nada inocente Kim, a fin de ganar valioso tiempo para seguir avanzando en su proyecto nuclear.

Twitter: @maurimm

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