En menos de un año, el Síndrome Blanco -fenómeno inédito que mata el tejido vivo de los corales y constituye una enorme amenaza para la supervivencia de los arrecifes- se ha extendido hacia la totalidad del Caribe Mexicano , que presenta el mayor grado de afectación de todo el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), macizo coralino que comparte con Guatemala, Honduras y Belice.

“Hay Áreas Naturales Protegidas que presentan el 50 por ciento de mortalidad y hay otras con el 20 o 10 por ciento. Lo que estamos viendo es que el Síndrome viene de norte a sur. Empezó en la Florida, llegó a México, y ya hay reportes de que hay Síndrome en Belice.

“De hecho tenemos un proyecto que se llama MAR2-R, que es con los cuatro países del SAM, en donde México está compartiendo la experiencia del Síndrome Blanco para preparar a los otros países del SAM”, informó la subdirectora técnica regional de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), Nallely Hernández Palacios.

La bióloga marina fue entrevistada durante una salida de campo convocada por la iniciativa ADAPTUR, hacia Isla Contoy , una de las áreas nacionales protegidas del Caribe Mexicano, cuya superficie de coral está afectado en un 90% en promedio.

La visita fue facilitada también por la Conanp y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para ampliar el conocimiento y difusión sobre los estragos de este fenómeno inédito conocido como Síndrome Blanco, detectado entre mayo y junio del 2018, en arrecifes de Puerto Morelos y Cozumel .

Tan sólo en seis meses, el Síndrome acabó con el 30% de la superficie de coral , porcentaje similar al que murió en un período de 40 años, por afecciones distintas.

El dato fue presentado en marzo pasado por el doctor Lorenzo Álvarez Filip , investigador en la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) en Puerto Morelos, de la UNAM , y busca ser actualizado a través de un estudio financiado con 1.2 millones de pesos , que inició en junio pasado y que medirá la pérdida durante 2019.

“En 40 años se ha muerto el 30 por ciento del arrecife; no obstante, esa misma cantidad es la que murió en seis meses por la presencia del Síndrome Blanco; ese dato está actualizado hasta marzo, que fue cuando se dio y justamente la intención del proyecto es actualizar el status de la enfermedad, de marzo a diciembre, y no va a ser 30 por ciento, va a ser más”, expresó la funcionaria.

Hasta ahora, las mayores amenazas para el arrecife de coral, a nivel mundial, eran padecimientos como el Blanqueamiento del Coral o el Calentamiento Global , además de la contaminación del mar y el desarrollo turístico mal planificado, que les genera estrés y vulnera sus defensas.

Reportes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) -órgano de la Naciones Unidas que agrupa a científicos del más alto nivel en el mundo y tiene su sede en Ginebra- advierten que la temperatura del planeta no puede aumentar 1.5º C (grados Centígrados) más al 2050, sin que las consecuencias sean devastadoras para los corales.

Sin embargo, la velocidad de expansión del Síndrome Blanco -detectado por primera vez en 2014 en los arrecifes de La Florida, Estados Unidos - es tal, que autoridades ambientales mexicanas no descartan que podría acabar con los corales de la región, antes de que se rebase el límite de temperatura del mar, necesario para su funcionamiento óptimo y sobrevivencia.

“En Florida tardó cuatro años en llegar al nivel de afectación que, en seis meses, tenemos en México. En el Caribe Mexicano ha sido muy acelerado el proceso (…) Viendo el avance de la enfermedad, a mí me parece que tenemos que hacer mucho esfuerzo para prever las dos cosas al mismo tiempo. Si nos ponemos a pensar que en seis meses se murió lo mismo que en 40 años, esa es la cifra, a eso corresponde el 30 por ciento, es una cifra muy alarmante.

“Lo que se ha observado es que la enfermedad prevalece y que lo que se está viendo son colonias muertas, más que colonias enfermas: ya pasamos del contagio de la enfermedad, a ver colonias muertas (…) La mortalidad en realidad sucede en cuestión de días o de semanas”, indicó Hernández Palacios.

La funcionaria explicó que, al morir el coral , el espacio que deja es ocupado por algas que van erosionando al arrecife, degradando su estructura calcárea, hasta desaparecer el relieve arrecifal, que es lo que funciona como protección y como estructura para albergar a muchas especies marinas.

El tejido vivo del coral muere rápidamente a causa del Síndrome, pero la estructura arrecifal, invadida o colonizada por las algas, puede tardar años en erosionarse.

“Un ojo que no conoce el arrecife vivo, es difícil que identifique la enfermedad, pero ahí está; cuando las algas ocupan el espacio que dejó el arrecife muerto, entonces la estructura sigue viéndose como si aún hubiera coral, pero en realidad el coral está muerto y lo que va a suceder es que esa estructura, con el paso del tiempo, ya no va a existir por esa erosión”, ahondó la también bióloga marina.

Por separado, Eric Jordán, investigador de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales del ICML de Puerto Morelos, subraya que no existe aún, una explicación contundente sobre el origen del Síndrome Blanco, pero está vinculado con el deterior de la calidad del agua del mar.

“Si a este mar transparente, claro, mar oligotrófico, pobre en nutrientes, le ponemos nutrientes y contaminantes, no es un medio favorable para los corales, que siempre viven en lugares muy transparentes; cuando las aguas son turbias, los corales mueren.

“El Síndrome Blanco es un nombre genérico, porque no sabemos qué lo causa; el sistema del coral y el sistema acuático son muy complejos; hay muchas enfermedades que van matando al tejido del coral (…) sin embargo, a diferencia de otras enfermedades. ésta afecta a muchas especies y a 12 de ellas, las afecta muy severamente, al grado de causar muy elevadas mortalidades, colonias muy grandes, muy antiguas (de 300 a 500 años) o muy jóvenes”, explicó, al añadir que entre las especies más afectadas están las que construyen el arrecife de coral.

Jordán remarcó que ante el escenario, México y, especialmente Quintana Roo que vive de los arrecifes y del turismo, debe hacer “hasta lo imposible”, por no contaminar el mar.

Para encarar el Síndrome Blanco, durante el primer trienio del 2019, la Conanp, junto con la organización Arrecifes Saludables para Gente Saludable y la UNAM impulsaron la elaboración de un Plan de Acción que reúne a 119 socios, de 47 instituciones y contiene cinco líneas estratégicas: Turismo, desarrollo costero, investigación, manejo del agua y pesquerías.

Su duración es de tres años, cuenta con un 60 por ciento e integra a la Agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), creadora de la iniciativa ADAPTUR, en la que participan la Secretaría de Turismo (Sectur) y la Semarnat, para crear conciencia ambiental y buenas prácticas en el sector turístico.

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