Ciudad Guzmán —municipio de Zapotlán El Grande—, unos segundos antes que en la. Al igual que en la capital del país, el terremoto del de 1985 duró dos minutos y fue devastador en esta localidad de Jalisco, que por entonces contaba con casi 100 mil habitantes.

Ese día, el presidente municipal Miguel Morales Torres señalaba que podía considerarse damnificada a la tercera parte de la población. Las cifras oficiales indican que 36 personas murieron, que hubo 750 heridos y 5 mil 900 casas quedaron total o parcialmente destruidas.

“Vivíamos en un departamento en una planta alta y empecé a sentir que todo se movía; tenía unas lámparas con cristales en los burós y empezaron a hacer muchísimo ruido, corrimos por los niños y fuimos hacia la puerta. Ya cuando bajamos había mucha gente asustada en la calle, y nos dimos cuenta que se habían caído las torres de la catedral”, recuerda Claudia Tejeda.

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En ese tiempo, su esposo, arquitecto, tenía varias obras en proceso, por lo que decidieron ir a ver qué había ocurrido: “Nos quedamos impresionados, creo que no había una sola cuadra en la que no hubiera una casa derrumbada o cuarteada. Casas de todo tipo, residencias grandes o casas de adobe, era un caos, gente corriendo por todos lados, asustada, y empezó un rumor de que iba a explotar la gasera. Nosotros ya no regresamos al departamento, nos fuimos unos días a Guadalajara”, recuerda.

San José y los terremotos

Los temblores han forjado parte de la historia de esta ciudad y tienen una relación profunda con la fe religiosa de la mayoría de sus habitantes. En 1747, ante las calamidades sufridas (sequías, pestes, granizadas, plagas y constantes temblores) se declaró a San José como patrono y protector. Dos años después, debido a la destrucción provocada por un temblor registrado el 22 de octubre de 1749, los habitantes de Zapotlán asumieron el compromiso —bajo juramento solemne— de celebrar cada año una fiesta en honor y agradecimiento al santo.

Desde entonces, cada 22 de octubre la gente de Zapotlán se vuelca a las calles para los festejos de San José y por la noche, en la catedral, se lee el juramento que se refrendó con él tras otro gran terremoto ocurrido el 25 de marzo de 1806. “Sí, me comprometo”, responden los presentes cuando el sacerdote enumera los compromisos establecidos por los antiguos habitantes de la ciudad.

El temblor de 1985 causó daños considerables en la catedral y fue necesario que las imágenes de la Virgen y San José se resguardaran en el Sagrario durante un año.

Antes del traslado, las autoridades eclesiásticas consideraron oportuno sacarlas a la plaza principal para que la gente las viera. Esto dio origen a la celebración del Día de la Solidaridad.

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La autoconstrucción

En 1985, la única institución que en ese momento contaba con trabajo de base en Ciudad Guzmán era la Iglesia católica, y en un par de días las parroquias y el Seminario Mayor habían tomado la batuta en las labores de resguardo y alimentación de la gente afectada. De ahí surgió un proceso de autoconstrucción que rebasó a las autoridades.

El sacerdote Salvador Urteaga fue uno de los involucrados, y recordó en entrevista para EL UNIVERSAL cómo se fueron integrando los comités de reconstrucción cuyas decisiones se consultaban primero en los barrios, luego en los comités de zona y finalmente en un comité central. Llegaron a conformarse 72 comités de reconstrucción que involucraron a más de mil 500 familias en la edificación de unas 2 mil 400 casas nuevas.

Sin embargo, cuando el Estado reaccionó y comenzó con su proceso de reconstrucción, la Iglesia detectó y denunció numerosas irregularidades, pues no existía ninguna planeación para sustentar el proyecto oficial. Incluso, se recuerda que el funcionario que envió el entonces presidente Miguel de la Madrid para encabezar los trabajos en la ciudad se hospedó en Guadalajara y despachó desde ahí, sin ni siquiera darse una vuelta por las zona devastadas de Ciudad Guzmán.

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El sacerdote Antonio Villalvazo, en un artículo para El Puente, cita las palabras de quien fue vicepresidente de Zapotlán El Grande en 1985, Fabián Torres: “El sismo trajo a nuestra ciudad una gran ayuda solidaria de organizaciones nacionales e internacionales que no supimos canalizar; no hubo un proyecto común ni un acuerdo entre las autoridades civiles y religiosas para emprender procesos para reconstruir el tejido social con visión de futuro. Por la avaricia y corrupción, mucha ayuda no llegó a los damnificados”.

Claudia Tejeda regresó a Ciudad Guzmán un par de días después del terremoto, y recuerda que los días que estuvo en Guadalajara se hablaba poco de lo ocurrido a 120 kilómetros de distancia.

“Me sorprendió mucho que en las noticias no estuvieran diciendo realmente el caos que había en Ciudad Guzmán; estaban diciendo que había temblado, que se habían caído las torres de catedral pero, tal cual, yo pienso que no decían ni una cuarta parte de la magnitud de lo que había pasado”.

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