Playa del Carmen.— El Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) no ha exhibido las autorizaciones en materia de impacto ambiental ni de cambio de uso de suelo en terrenos forestales que amparen los trabajos de tala y desmonte de la selva en el Tramo 5 del Tren Maya, las cuales deben ser emitidas por la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat), de acuerdo con información del gobierno municipal de Solidaridad.

El pasado 31 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que la obra cuenta con todos los permisos de construcción.

“Sí se tienen todos los permisos, todos los permisos de impacto ambiental, todo, todo y no solo son los permisos. Es una convicción. Nosotros no vamos a destruir la selva, no somos iguales. Ya lo he dicho en otras ocasiones, yo me crié en el campo, yo sé lo que significa proteger la naturaleza y lo vamos a seguir haciendo toda la vida”, dijo el Mandatario.

Sin embargo, dichas autorizaciones no han sido exhibidas ni a las autoridades municipales.

A fin de atender diversas denuncias ciudadanas, la Dirección de Medio Ambiente Sustentable y Cambio Climático del ayuntamiento de Solidaridad, realizó dos inspecciones en el área devastada, contigua a la Finca Yorogana, la cual colinda con la avenida Juárez, en los límites de la zona urbana de Playa del Carmen, selva adentro.

Durante su recorrido por el lugar, el 11 y 15 de febrero, el personal de la dependencia municipal detectó la deforestación de “selva media subperennifolia” en una superficie de 2 mil metros de largo por 23.4 de ancho, por lo que inició un procedimiento administrativo conforme a su reglamento, de acuerdo con una nota informativa en poder de EL UNIVERSAL.

A casi dos meses de aquello, los trabajos de deforestación han aumentado considerablemente avanzando hacia Tulum, toda vez que el Tramo 5 corre por poco más de 100 kilómetros de Cancún a Tulum.

En el sitio impactado no hay acahuales, sino selva media, conforme a lo confirmado por la dependencia municipal.

El Reglamento de la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, consultado por este medio, define acahual como las “asociaciones vegetales que se localizan en áreas originalmente ocupadas por selvas que han sido sometidas al establecimiento de praderas artificiales y cultivos anuales, o mediante un sistema de producción tradicional, en subsecuentes años de cultivo, que al estar en periodos de descanso recuperan la vegetación de selva a través de un proceso de sucesión ecológica”.

La directora de Medio Ambiente Sustentable y Cambio Climático de Solidaridad, Lucelly Ramos Montejo, explicó en entrevista que, al tratarse de la construcción de vías férreas e infraestructura que afectará áreas con vegetación forestal y selvas, “resulta indispensable la presentación de la resolución en materia de impacto ambiental”, lo mismo que el cambio de uso del suelo en terrenos forestales.

Ninguno de estos permisos ha sido presentado a las autoridades municipales, respondió a pregunta expresa.

La importancia de ambas autorizaciones es fundamental —dijo—, toda vez que ahí se establecen la superficie y ejemplares arbóreos que serán afectados, además de las medidas de mitigación que se deberán implementar para minimizar los efectos de las obras.

Ramos Montejo explicó que en la zona afectada prevalece el ecosistema de selva mediana que, conforme al concepto de la Ley antes mencionada, está compuesto por “árboles importantes, árboles que se encuentran en la Norma Oficial Mexicana 059. Sí es un ecosistema importante en el cual se tiene un proyecto ambicioso”.

Aclaró que si bien no tiene facultades para revisar las autorizaciones federales, sugirió a Fonatur llevar a cabo trabajos de mitigación como el rescate de flora y fauna, la señalización de carteles para la protección de la flora y fauna de la zona; monitoreos de la supervivencia de la fauna rescatada en sitios de liberación y contar con pasos de fauna como se tenían contemplado en el trazo original, en los cruces de la carretera federal.

Además, pidió reforestar con los ejemplares productos de su rescate de flora o un programa de reproducción para compensar las áreas trabajadas.

La importancia de ambas autorizaciones es fundamental –dijo– toda vez que ahí se establece, de manera clara y precisa, la superficie y ejemplares arbóreos que serán afectados, además de las medidas de mitigación que deberán implementarse para minimizar los efectos de las obras que ya están en marcha.

La funcionaria precisó que el martes pasado se instaló la primera mesa de trabajo con el Fonatur, en la cual no se presentaron los permisos, pero hubo el compromiso de exhibirlos en un siguiente encuentro, la próxima semana.

Tampoco se han presentado los estudios que deben soportar la viabilidad de las obras de lo que será un ferrocarril que transportará gente y carga sobre un suelo kárstico de alta fragilidad.

“Se hizo la reunión, la mesa de trabajo, ellos quedaron que iban a presentar la información puntual, pues de momento no contamos con esa información”, dijo y enlistó algunos de los acuerdos, como la entrega de los programas de mitigación que se aplicarán antes del término de las obras.

Igualmente, se solicitó al Fonatur que el proyecto sea presentado ante la Comisión Ambiental de la dependencia a su cargo, a fin de que la ciudadanía lo conozca, toda vez que el trazo original volvió a ser modificado.

La semana pasada, EL UNIVERSAL solicitó al Fonatur información sobre los permisos que amparan los trabajos iniciados en la zona, sin haber obtenido respuesta. Este jueves se reiteró la petición y el fondo respondió que no puede otorgar entrevistas “por la veda electoral que ahora se ha extendido por la elección local en Quintana Roo”.

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