Hermosillo.— Luego de cinco meses de salir de El Salvador, donde la pobreza los desterró, los esposos María Gloria y Efraín sienten que cada vez están más cerca de llegar a la tierra que verá triunfar a sus dos pequeños de cuatro y seis años de edad.
Con una visa que regularizó su situación migratoria en México, ambos creen que ha valido la pena la difícil travesía que emprendieron caminando, a veces viajando en tren y otras en camión, pues gracias a sus documentos migratorios la familia pudo viajar de Hermosillo, Sonora, a Mexicali, Baja California, donde esperarán juntos, los cuatro, una cita del gobierno estadounidense para explicar su caso y pedir asilo en esa nación.
Esta familia forma parte las decenas de migrantes que permanecen en un campamento dentro de las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) en Hermosillo, Sonora.
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Llegaron el 24 de diciembre junto a 279 personas originarias de Cuba, Haití, Venezuela, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala, entre otros países del Centro, Suramérica y El Caribe.
En un primer momento, el sacerdote Gilberto Lezama les brindó una cena de Nochebuena en la iglesia San Luis Gonzaga, pero regresaron a los patios de las oficinas de Migración porque muchas personas consumieron bebidas embriagantes.
En Sonora, los migrantes han encontrado buen puerto, pues desde su arribo, hermosillenses solidarios acuden con frecuencia al INM con el propósito de apoyarlos con alimentos, ropa y juguetes para los menores que en estas fiestas decembrinas están en tránsito.
Algunos migrantes, como la familia de María Gloria y Efraín, ya cuentan con el documento que les permite transitar libremente por México, pero muchos no tienen dinero para seguir adelante su trayecto a EU.
Por su parte, María Gloria, Efraín y sus hijos, quienes ya están listos para partir, aseguran que esperan viajar junto a más migrantes, pues de cierta forma se protegen los unos a los otros de cualquier peligro, sobre todo, porque para llegar a Baja California deberán cruzar el desierto de Sonora, donde acechan varias células de grupos criminales.
“Salimos de nuestro país por la necesidad, no tenemos un lugar para vivir y queremos darle un futuro mejor a nuestros hijos”, dice convencido Efraín, de 29 años.
Los esposos tienen la esperanza de conseguir otra visa humanitaria del gobierno de Estados Unidos para llegar a Luisiana, donde tienen familiares. Una vez que estén en la Unión Americana de manera legal, dicen que conseguirán trabajo y sus hijos irán a una buena escuela, aprenderán inglés y serán personas con un futuro promisorio.
Mientras, los cuatro, padres e hijos, sueñan despiertos, duermen en delgadas colchonetas, “se nos congelan las manos y los pies”, comenta con tristeza María Gloria.
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Preparan albergues en Nogales
Además de los migrantes en tránsito del sur del país hacia las fronteras de Sonora y Baja California, se esperan deportaciones masivas del gobierno de Estados Unidos hacia México.
Debido a que Nogales es el cruce fronterizo más importante de Sonora, se ha implementado un programa para proteger a los migrantes de las bajas temperaturas que llegan a descender hasta a los -4 grados centígrados. Se espera que en 180 días sean atendidos alrededor de 3 mil migrantes en refugios temporales en Nogales durante la temporada invernal.
Juan González, coordinador estatal de Protección Civil, detalló que este programa se aplicará con base en las Políticas Públicas de Migración, el Título 42 y los Protocolos de Protección a Migrantes (MPP).
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