No sabe qué la enamoró de México, desconoce si fue su gente, la cultura, tal vez la comida o una mezcla de todos los elementos, pero Sonia Hernández , madre de Ximena Quijano , solo está segura de que su hija amaba este país.

Sonia recuerda bien que una de las cosas que más le gustó a Ximena fue la celebración de Día de Muertos, fecha que pasó en México disfrazada en compañía de sus amigos; sin embargo, no podrá vivir de nuevo esa fiesta, ni tampoco llegará a cumplir su sueño de ser ginecóloga porque .

En entrevista telefónica para EL UNIVERSAL su madre la recuerda como una niña que además de ser alegre, era buena estudiante, pues jamás reprobó y además estaba de enamorada de Medicina, la carrera que vino a México a estudiar.

Se decidió por esta carrera porque a los 10 años tuvo leucemia, y Sonia refiere que durante un año tuvo que cambiar el rol en el que vivía; pero cuando superó la enfermedad, Ximena sabía que quería ser ginecóloga porque le encantaban los bebés.

Después de haber completado la mayoría de sus estudios en Colombia, Ximena le contó a sus padres que existía la posibilidad de un intercambio estudiantil entre su escuela, la Fundación Universitaria Sanitas y la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

“No contemplaba que estudiara en otro país porque de un día para otro llegó Ximena diciendo ‘Mami, me quiero ir para México porque hay posibilidad’. Yo no sé si la escuela tenía convenio en otro lugar”, refiere Sonia.

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Pero esta no era la primera vez que Ximena iba a tocar suelo mexicano pues ya lo había hecho en 2015 a través de un viaje familiar; sin embargo, las circunstancias fueron distintas la segunda vez, pues Sonia estaba muy preocupada de dejar a su hija en México.

No por el hecho de la inseguridad en el país o algo relacionado, sino por el dolor de una mamá que tiene que dejar de ver a su hija por un largo periodo. Por ello, cuando supo que le habían aceptado el intercambio, Sonia acompañó a Ximena a buscar una casa cercana al Hospital de Cholula y que estuviera en un barrio donde supiera que iba a estar bien.

Ximena estuvo en México desde agosto del año pasado, pero pasó sus vacaciones decembrinas en Colombia y el 28 de ese mes fue la última vez que Sonia pudo estar con su hija.

“Decía que amaba México. Yo no sé qué la enamoró tanto del país, pero creo que fue la cultura, su gente; sólo tenía elogios para sus compañeros, para los médicos con los que estudiaba, hasta me decía que la señora de la cafetería la consentía”, menciona Sonia.

El día que pasó la tragedia, Sonia rememora que no se enteró hasta la mañana siguiente en que la mamá de José Antonio Parada, amigo de Ximena, le llamó para decirle que , ya que no contestaban el teléfono.

Sonia sabía que la noche anterior había hablado con su hija, pero cuando se intentó comunicar, nadie contestó. Por ello, hablaron con un compañero de la escuela quien les avisó que habían encontrado a los cuerpos.

Con seguridad, Sonia aclara que ni Ximena ni José tenían enemigos en México y por ello cree en la posibilidad de que haya sido un asalto pues “tal vez pudieron haber estado en el lugar y hora equivocados”.

El cuerpo de Ximena ya fue entregado a su familia, que espera volver, si todo sale bien, mañana a Colombia desde donde esperarán más noticias sobre el esclarecimiento del caso.

“Estoy casi segura de que habrá justicia en México porque es lo que le estamos pidiendo a la Fiscalía, es lo último que esperamos y deseamos que a los culpables se les dé la peor sentencia que exista en el país, que se aplique todo el peso de la ley”, argumenta Sonia, quien siempre se escuchó firme.

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